¿Qué decir sobre el purgatorio?

purgatorioHasta hace elativamente poco tiempo, la Iglesia no ha anulado la creencia en el Limbo, que es algo ideado por San Agustín (s.IV) para dar respuesta a la situación de los niños sin uso de la razón que morían sin el bautismo. Esos niños no podían, según la opinión generalizada, ir al cielo, porque no estaban bautizados: pero tampoco se les podía ubicar en el infierno, porque no tenían ningún pecado personal. Era un lugar donde gozaban de una cierta felicidad natural, pero privados del gozo pleno de Dios. De ahí se originaban las prisas por bautizarlos cuanto antes, “por si acaso” morían antes del bautismo. La Iglesia durante siglos lo ha mantenido, aunque no fuese dogma de fe. Hoy día, cuando ya nadie mantiene esa creencia, por absurda, fundada en una mala interpretación del “pecado original”, la iglesia la ha desechado oficialmente.

Pero hablemos del Purgatorio. No se trata de negar ni afirmar nada a favor o en contra de su existencia. La Iglesia lo mantiene como un dogma de su fe. No entro en ello. Ahí está: y más que negarlo o afirmarlo, como digo, es más importante ver las razones en que se sustenta dicha creencia.

La Iglesia entiende por “purgatorio”, el estado o condición en que los fieles difuntos están sometidos a purificación, antes de entrar definitivamente en el cielo. El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza. (Catecismo de la Iglesia Católica # 1030-1031, 1054).

Hay mil preguntas que se agolpan en torno a esta afirmación:

Si Dios perdona totalmente el pecado, y éste queda perdonado, ¿qué hay que purificar?  Una vez terminada esta vida, ¿se pueden hacer nuevos méritos? ¿Cómo se purifica la persona en esa situación de purgatorio? Aquellos que la iglesia considera como “santos” y son canonizados, se les considera ya en el cielo, ¿qué certeza tiene la iglesia para saber que no están todavía en el purgatorio?  Si el purgatorio es un “tiempo” de purificación, y una vez traspasado el umbral de esta vida (después de la muerte) ya no existe el tiempo, ¿cómo se entiende ese tiempo de purificación? ¿Aparece con claridad y contundencia la existencia del purgatorio, en la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento)?

Seguramente que hay otras muchas preguntas. Pero creo que la dificultad mayor está en compaginar la bondad de Dios y su perdón, con esa exigencia de purificación. ¿Es un perdón incompleto, condicionado, por parte de Dios? Parece que eso no cuadra bien con la generosidad de Dios al perdonarnos los pecados.

Para que nadie me trate de hereje o para que algunos espíritus pusilánimes no se escandalicen (no me gustaría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello), diré que sigo creyendo todo lo que cree la santa madre iglesia. Pero también quiero dejar ahí mi dificultad en entender ciertas afirmaciones. Y el purgatorio es una de ellas.

                                                                                                            Félix González

3 Responses to “¿Qué decir sobre el purgatorio?”

  1. Félix, si tampoco te escandalizas, te hago una interpretación de las Bienaventuranzas enfocadas desde el perdón.
    Son bienaventurados los pobres, los que lloran, los mansos, los tratados injustamente…(todos los oprimidos) porque ellos tienen en su mano el perdón de sus opresores.
    Si nos salvamos en bloque, todos, completamente todos, va a ser imprescindible ese perdón. Con un hombre que no condene, perdone y libere a otro bastará; por eso en el Padrenuestro decimos: “así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
    Así, cuando alguien dice: ¡ésos, deberían quedarse en el infierno para siempre! o ¡espero que estar en el cielo lejos de aquél!
    Entonces, por lo bajo, hay que sentir que yo, por lo menos yo, los perdono. Da igual Hitler que otro peor, la salvación está en manos de los que perdonan (los bienaventurados). Dios ya ha concedido el perdón de nuestros pecados y el “purgatorio” somos nosotros hasta depurarnos unos a otros.

  2. Pues no, no me escandalizo, Susana. Las Bienventuranzas, como toda la palabra de Dios tiene varias vertientes de interpretación. A cada uno y en cada situación de su vida, le puede hablar de distintas maneras. Yo creo que las Bienaventuranzas evangélicas, más que una consecuencia de haber seguido a Jesús, son unas condicionantes para seguirle. Para seguir verdaderamente a Jesús hay que tratar de poner en práctica y vivir el estilo de las Bienaventuranzas.

  3. Great blog thanks for sharing

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