Cristianos de invierno y cristianos de verano
Ya sé que es una terminología poco usada, e, incluso, un tanto extraña. Pero tiene su aquel. Me sirve para lo que quiero expresar, y responde a una realidad bastante frecuente, incluso en personas bastante religiosas. Me explico.
Cuando terminan las vacaciones veraniegas, cuando termina el verano, y se reanuda la rutina de cada año, con sus horarios claros, sus costumbres retomadas, su reflexión del pasado, más o menos bien hecha, con más o menos detalle, vemos que muchas personas reconocen que han abandonado algunas o muchas de sus prácticas religiosas, y se disponen a recuperarlas. Y esto cada año, cada verano.
Hay dos cosas que suelen abandonarse con más frecuencia en el estío, al menos parcialmente: la oración y la Eucaristía dominical.
A pesar de que normalmente este tiempo nos proporciona más tiempo libre, porque cesan algunas obligaciones, sin embargo, no encontramos tiempo para hacer un ratito de ración personal. ¡A más tiempo de asueto, menos oración! Durante el curso nos quejamos de no tener tiempo; ahora nos sobra. ¿Por qué será que cuesta tanto la oración? Nos levantamos por la mañana, y nos saludamos, y a lo largo del día charlamos con las personas con las que convivimos o con las que nos encontramos, Y es norma. ¿Por qué será que nos cuesta tanto hablar con el Señor? Vale la pena pensarlo.
Otra de las cosas que muchos abandonan, si no totalmente, sin con facilidad, es la participación en la Eucaristía de los domingos y fiestas. Como estamos de vacaciones, le damos vacaciones a Dios. Pero él no las necesita. Y los que salimos perdiendo, somos nosotros, privados de ese contacto del que tanta necesidad tenemos, incluso en verano.
Por eso titulaba estas líneas como “cristianos de invierno y cristianos de verano”.
Félix González
¡¡¡Cuanta razón tienes!!!!
A veces somos “Cristianos de invierno y cristianos de verano” pero si verdaderamente has encontrado “el tesoro escondido” (como dice la lectura de hoy) sientes la necesidad diaria de la oración y de alimentarte con la Eucaristía
Ciertamente los que salimos perdiendo somos nosotros porque, tanto la Eucaristía como la oración, nos da la fuerza que diariamente necesitamos en el acontecer de cada día
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Aunque creo que lo conocéis, os dejo este enlace que nos puede ayudar a hacer un ratito de oración
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http://www.rezandovoy.org/
Querida Ana: ¿cómo se va comportando tu tiroides este verano? Gracias por escribir, y gracias también por el enlace. Lo conocía. Un abrazo y que te sean leves los calores.
Muchas gracias por tu interés, han vuelto a aumentarme la dosis así que imaginas cómo voy…….
Os dejo esta oración de Sta. Teresa que me viene como anillo al dedo:
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“Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta”.
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Aunque como dice Santa Teresa no sólo nos debemos quedar en la oración, hay que tener virtudes y poner mucha voluntad:
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“es menester no sólo orar, porque si no procuráis virtudes, os quedaréis enanas”.
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Un abrazo y buen verano
Seguro, Ana, que tú no te quedarás “enana” (como dice Teresa de Avila). Virtudes te sobran, y hay que darle gracias a Dios y a tí. Un abrazo y buen verano.