Médicos por encargo de Jesús

“Proclamad que el reinado de Dios está cerca. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios. De balde lo recibisteis, dadlo de balde” (Mt.10,8).

Estas palabras de Jesús, este mandato o invitación, nos constituye en médicos para los demás. No es necesario estudiar medicina, ni usar el estetoscopio, ni el bisturí, ni la aspirina… Basta con tener sensibilidad, humanidad, caridad cristiana.

Curar los males del cuerpo, proporcionarle salud, no es todo, aunque muy importante para el bienestar de la persona. Pero las personas somos algo más que cuerpo. Muchos enfermos no tienen cura, o la enfermedad tarda en desaparecer. Mientras tanto, las personas necesitamos ser atendidos, comprendidos, animados, visitados, sentirse queridos, saber que son importantes, a pesar de sus males o su inactividad. Eso también es curar, sanar. Y eso podemos hacerlo sin ser médicos. Por eso dice Jesús: “sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demonios”.

Sanad enfermos: La depresión, el sentirse solo o abandonado, moco queridos o valorados, aburridos y desencantados por la enfermedad o la ancianidad, es otra clase de enfermedad que no curan las medicinas ni la cirugía. Es una labor humanitaria, reforzada por el sentido cristiano del amor.

Resucitad muertos: No se trata de devolver a la vida a nadie. Sólo Jesús, sólo Dios lo puede hacer. Pero hay mucha gente a quienes podríamos calificar de “muertos-vivientes”. Personas que han perdido la ilusión de vivir, que no encuentran sentido a sus vidas, que se ven desplazados de la sociedad, que están muertos a cualquier gozo de esta vida. Y ahí sí se puede actuar. Se les puede devolver las ganas de vivir, darles esperanza, retornarlos a la sociedad, hacer que puedan redescubrir los valores positivos…

Limpiad leprosos y expulsad demonios: A muchos se les ha contagiado la lepra de una sociedad injusta, están poseídos por los demonios de la avaricia, del odio, del poder por encima de todo y de todos. Ahí entra también el mandato del Señor.

¡Bendita profesión la de los médicos del cuerpo, y no menos bendita y bendecida la misión de los que curan el espíritu!

Félix González

3 Responses to “Médicos por encargo de Jesús”

  1. El acompañamiento es importantísimo, te lo digo por experiencia, que sepan que siempre estás ahí, incondicionalmente.
    .
    Todo esto requiere mucho cariño y abnegación, tener espíritu de sacrificio porque a veces la tarea es dura, pero luego te queda una gran paz interior
    .
    Doy gracias a Dios por este encargo

  2. Ana: estoy de acuerdo con tu afirmación. Además, cuando las cosas se saben por experiencia, tienen mayor credibilidad. Y toda dedicación y esfuerzo tiene su compensación

  3. nice post thanks for sharing

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