¿Por qué llamamos a María “Vaso espiritual” y “Vaso honorable”?
La palabra VASO indica un recipiente apto para recibir cualquier cosa, especialmente líquido. La Sagrada Escritura (Biblia) llama vaso, también, a la persona humana, porque toda criatura en las manos de Dios está hecha por el gran Alfarero. Y salida de sus manos. Por eso, en las Letanías, María es honrada con este nombre de VASO. Vaso espiritual significa pues, Persona o Mujer espiritual.
El gran teólogo dominico, Santo Tomás de Aquino (s.XIII) dice que en la Sagrada Escritura los hombres son comparados a los vasos, o se llaman vasos por cuatro razones: por la constitución, por el contenido, por el uso para el cual sirven y por el fruto que traen.
1- Por cómo fue hecho; es decir, por la materia y por la forma que el artífice le da; y que es tanto hermoso, cuanto más preciosa es la materia de la que está hecho.
Por eso decimos en las Letanías que María es un “Vaso de Espiritual y Vaso Honorable”, por ser tan pura, tan bella y tan hermosa de alma; la criatura más hermosa, después de Jesús. Dios se esmeró en ella porque iba a ser la Madre de su Hijo encarnado. Y puso todo saber, todo su amor, todo su arte al hacerla.
2- Por lo que contiene. El vaso es más estimable si está destinado a contener lo mejor.
Y ninguna criatura, es más apreciable que María, porque está llena de gracia (Llena eres de gracia, la dirá el ángel) desde el primer momento de su concepción; llena de Dios. Y tanto más estuvo llena de Dios, cuanto más vacía estuvo de sí misma.
3- Por el uso que se da. La importancia y valor del vaso, se estima, además, por el uso al que se destina.
María fue destinada a lo más grande que podría aspirar una criatura: su Maternidad. Por eso, Dios la dotó de todos los privilegios posibles. Y no se quedó corto.
4- Por el fruto. El fruto suyo fue Jesucristo (Dice el Evangelio: “Por sus frutos lo conoceréis”).
Pero Ella tuvo que consentir libremente (“Hágase en mí según tu palabra”)
El Fruto de este Vaso es Jesucristo, y todo lo que nos vino con Él: el Reino de Dios aquí (todavía en proceso) y el Reino de Dios en el cielo (ya completo).
Félix González
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