Un nuevo cónclave para elegir un nuevo Papa
Apenas anunciado por el actual Pontífice su pronta dimisión, todo un engranaje se ha puesto en marcha para preparar el “cónclave” que haga posible aquello de “a rey muerto (en este caso Papa dimitido), rey puesto”. Independientemente de todos los medios de comunicación y personajes de todas las esferas, incluido parte del pueblo cristiano, que han opinado sobre la anunciada dimisión y las quinielas para la elección del sucesor, quiero imaginarme el movimiento de todos los que pintan algo en el Vaticano.
Nadie debe extrañarse si digo que la Iglesia, además de divina (no olvidemos al Espíritu Santo), tiene mucho de humana. Y como tal, ya estarán en marcha las conversaciones, las intrigas y las quinielas. Lo de las intrigas, aunque suene mal, hay que asumirlo. Porque como dicen los gallegos, hablando de las “meigas”, ”haberlas, hailas”. Y no siempre hay que pensar en algo negativo (aunque también). Existen intereses creados, tanto en los electores, como en el resto de personal vaticano, y episcopal.
Cuando se les ha preguntado a algunos obispos (al menos españoles) sobre posibles candidatos, todos han respondido con evasivas. Ninguno quiere mojarse, aunque seguro que todos tienen sus preferencias: más conservador, menos conservador, una nacionalidad u otra, etc… Yo creo que no es por una cuestión de prudencia, sino que responde a una estrategia de no querer equivocarse al declararse a favor de unos, por si luego salen otros. En este caso la llamada virtud de la prudencia, puede ser sustituida por la humana astucia.
Por un parte me gustaría estar al tanto de todos esos entresijos, conversaciones, cambios de impresiones (evito lo de intrigas), cuchicheos en voz baja, secretismos, y otras hierbas. Esa es la parte de mí que afecta a la curiosidad. Pero por otra parte prefiero ignorarlo, para que mi parte de serenidad quede a salvo. Bastante se cuela, a pesar del pretendido secreto.
¿Qué parte tendrá en la elección, la actuación del Espíritu Santo? Quiero pensar que toda la que le dejen. Y espero que sea la más posible. Dios, se dice, escribe derecho con renglones torcidos. En todos los cónclaves habrá habido los mismos problemas o comportamientos humanos descritos, y, no obstante, hemos tenido Papas ejemplares (al menos los seis que yo he conocido) sean más del gusto de unos o de otros.
¡Ven Espíritu Santo, y llena los corazones de los cardenales electores, de amor a la Iglesia, y llena su inteligencia de sabiduría para discernir lo más conveniente!
El mundo necesita una Iglesia viva y joven, una Iglesia muy evangélica, una Iglesia renovada, que predique y viva las condiciones del Reino de Dios, que es su objetivo, como lo fue la predicación y la vida de Jesús.
Durante estos días que preceden a la elección, trataré de vivir la virtud de la esperanza. Y espero no ser defraudado.
Félix González
Ser santo es dejarle ‘manos libres’ al Espíritu.
El Espíritu “está dentro de vosotros”, actúa, mueve hacia la unión y la compasión…