Corazones en red

(¡Levántate!)

Que Jesús hizo milagros está bien atestiguado en el Evangelio. Entre ellos, resucitó a varios muertos. Uno de esos relatos nos lo cuenta el evangelio de hoy. Jesús resucita al hijo de una viuda, que llevaban a enterrar.

Jesús no hace milagros para ganar fama, ni para hacer espectáculo; no. Los milagros de Jesús obedecen, por una parte a la compasión que le dan la gente y los mismos enfermos, y además son signos del Reinado de Dios que ha llegado con Él.

Hay en evangelio de hoy, tres palabras o frases que me parece que merece destacar, por las connotaciones que tienen para nosotros.

La primera es:”No llores”. Se lo dice a la madre del difunto. Lo primero es conslar a la parte que sufre, y darle esperanza. Yo creo que es una de las cosas que las personas, y con mayor razón los cristianos, tenemos que hacer. Llevar consuelo al que sufre, darle razones de esperanza para vivir, en medio del dolor.

La segunda es:”Levántate”. Esta palabra se  la dirige al joven muerto. Le devuelve la vida. Ya no debe permanecer postrado, tiene que levantarse. Hay personas que están como muertas en vida. No tienen ilusión por nada, no gozan por nada, todo lo ven negro y sin esperanza. Tenemos el encargo de “resucitar muertos”; esas personas que llevan una vida triste, incapaces de poner un poco de luz en el tunes de su existencia. Nuestra palabra cercana,  nuestro cariño, nuestra comprensión, debe ayudarlas a superar esa muerte prematura, que les hace vivir como en una tumba, sin relación con los demás. Hay mucha gente que vive muy sola, muy aislada.

La tercera es, lo que se dice de la gente que presenció el milagro:”Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios. Reconocen el poder de Dios, la bondad de Dios, en Jesús, y dan las gracias alabándolo.

Una de las cosas que con más frecuencia deberíamos hacer es “dar gracias a Dios” por el milagro constante de la vida, de toda vida, empezando por la nuestra.

Cuenta San Mateo que Jesús recorría los pueblos y las aldeas, “proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todo achaque y enfermedad” . Y cuando Jesús mandó a sus discípulos, para que fueran ellos también por los pueblos, les dio esta orden: “proclamad que ya llega el Reinado de Dios, curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios.

Esa es la misión del cristiano, tratar de hacer un mundo mejor: anunciando a Jesús haciendo felices a los demás. Hermosa tarea que Jesús nos encomienda. Una manera de evangelizar al alcance de todos.

Félix González

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