Corazones en red

Lo ha difundido la radio, y supongo y espero que todos los radioyentes habrán sentido, como lo sentí yo, una gran repulsa. En “Mercasevilla” estaban manifestándose los trabajadores. No entro en si era justo o no. No es ahora el caso. Pero uno de los trabajadores, vociferando, le grita a un concejal del ayuntamiento: ”¡Hijo de p. a ver si se te muere una hija!

Nadie de los allí presente, incluidos los representantes de algunos sindicatos, fue capaz de recriminar estas durísimas palabras. Y eso, también es grave y descorazonador. Creo que por muy acalorada que esté una persona, hay ciertas cosas que son intolerables. ¡Qué bajo se puede caer, y qué mala entraña supone una reacción como esa! Y ¡qué poca valentía para corregir a un compañero que no sabe comportarse humanamente!

Se puede intentar comprender el enfado e indignación cuando uno sufre una injusticia, pero nunca se puede comprender llegar al extremo de desear la muerte de un hijo del adversario. Incluso, en un momento de arrebato se puede decir lo que nunca se debiera haber dicho; pero, ya más calmado, se debe pedir perdón; y no consta de que el tal energúmeno haya pedido disculpas al agredido.

Es tal la violencia incontrolada, que nunca se sabe a lo que se puede llegar cuando no hay respeto ni consideración. ¡Intolerable!

Félix González

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