Corazones en red

Hoy, voy a prescindir del Evangelio, para fijarme en la segunda lectura que hemos escuchado. Está tomada de la Carta que escribe San Pablo a un tal Filemón, amigo y colaborador suyo, que reside en la ciudad de Colosas, de la cual, hoy día, no existen más que ruinas. Estaría ubicada en la actual Turquía.

Esta carta de Pablo, ocupa una sola página. Seguramente que casi ninguno de vosotros la ha leído. Está en la Biblia, en el Nuevo Testamento, entre las Cartas de San Pablo.

San Pablo escribe esta carta a su amigo Filemón, para interceder por un esclavo de éste, llamado Onésimo, que se había escapado, y huido a Roma. Allí tuvo la suerte de encontrarse con San Pablo, cuando estaba en la cárcel por predicar el evangelio (La carta empieza así:”Yo Pablo, anciano y prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo”…) Y Pablo le habla de Cristo, y él se convierte a la fe y es bautizado.

Es una carta muy sencilla, de un amigo a otro. El tal Onésimo, esclavo de Filemón, se había escapado, y había huido a Roma; seguramente se había llevado algunas cosas (¿dinero?) de la casa de su amo.

Hablar, hoy de esclavos suena más raro, pero entonces era normal lo de la esclavitud. El esclavo pertenecía a su dueño, que podía hacer con él lo que quisiera, desde venderlo hasta matarlo. Pero no voy a extenderme en la historia. Podéis leerla.  Quiero fijarme en la manera de actuar de Pablo.

Pablo le recomienda a Onésimo que vuelva con su amo, puesto que según las leyes romanos, le pertenece. Y Onésimo estás dispuesto a volver. Pero Pablo ruega a su amigo Filemón, qe no le reciba como un esclavo, sino como un hermano en Cristo, pues comparten la misma fe. Además le dice que si en algo le ha defraudado que él se lo pagará, que lo ponga en su cuenta. Esta es la historia. ¡Hermosa historia, sin duda!

Pero ahora, saquemos las enseñanzas de esta historia. Pablo actúa como un verdadero amigo, con Filemón, rogándole que acoja a Onésimo como un hermano en la fe, pero sin imponérselo. Y a Onésimo le pide que vuelva a reconciliarse con su amo, a quien ha defraudado. Sirve de intermediario, para que estas dos personas se reconcilien. Eso es lo que debe hacer un amigo de sus amigos que están enfrentados, tratando de poner paz, fraternidad y buen entendimiento., en vez de echar leña al fuego a favor de uno o de otro.

Desgraciadamente, no siempre el comportamiento entre amigos, no es servir de vehículo, para ayudarles a superar las diferencias, sino para emponzoñar más la situación, a favor de uno u otro. Y lo que ocurre entre amigos, puede ocurrir entre vecinos, o entre familiares.

Por eso, es bonito ver en esta carta, tan breve, cómo debemos comportarnos en algunas situaciones. O invito a que la leáis.

                                                                                                    Félix González

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