¿Cómo reza el Papa Francisco?
Que el nuevo Papa está ”de moda”, no es noticia. Cada día nos va dando nuevos motivos de admiración, y ejemplos de sencillez. Toca cualquier tema que se le propone. Es `prudente, pero no tiene pelos en la lengua. Gusta. Una de las entrevistas que más han recorrido el mundo, es la que ha concedido a las revistas de los Jesuitas. En ella aborda muchos y variados temas, de manera espontanea y clara. Hoy destaco sus palabras sobre la oración. Lo hace desde el punto de vista personal. Sin teorías ni retóridas. Se le pregunta cómo reza él. Y no tiene inconveniente en manifestarlo.
¿Cuás es la manera preferida por el Papa Francisco para orar?
Así responde él a la pregunta hecha en la entrevista dada a la Revista “La Civiltá Cattolica”: “Rezo el Oficio todas las mañanas. Me gusta rezar con los Salmos. Después, inmediatamente, celebro la misa. Rezo el Rosario. Lo que verdaderamente prefiero es la Adoración vespertina, incluso cuando me distraigo pensando en otras cosas o cuando llego a dormirme rezando. Por la tarde, por tanto, entre las siete y las ocho, estoy ante el Santísimo en una hora de adoración. Pero rezo también en mis esperas al dentista y en otros momentos de la jornada”.
“La oración es para mí siempre una oración ‘memoriosa’, llena de memoria, de recuerdos, incluso de memoria de mi historia o de lo que el Señor ha hecho en su Iglesia o en una parroquia concreta. Para mí, se trata de la memoria de que habla san Ignacio en la primera Semana de los Ejercicios, en el encuentro misericordioso con Cristo Crucificado. Y me pregunto: ‘¿Qué he hecho yo por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo?’. Es la memoria de la que habla también Ignacio en la Contemplación para alcanzar amor, cuando nos pide que traigamos a la memoria los beneficios recibidos.
Pero, sobre todo, sé que el Señor me tiene en su memoria. Yo puedo olvidarme de Él, pero yo sé que Él jamás se olvida de mí. La memoria funda radicalmente el corazón del jesuita: es la memoria de la gracia, la memoria de la que se habla en el Deuteronomio, la memoria de las acciones de Dios que están en la base de la alianza entre Dios y su pueblo”.
Como se ve la oración del papa es poco teórica o conceptual. Baja a lo concreto, a la historia de Dios en el mundo, en la Iglesia en él mismo: “La oración es para mí siempre una oración ‘memoriosa’, llena de memoria, de recuerdos, incluso de memoria de mi historia o de lo que el Señor ha hecho en su Iglesia o en una parroquia concreta.
Tiene una especial atracción hacia la Adoración al Santísimo, y no tiene inconveniente en admitir que a veces se distrae o duerme en la oración: Lo que verdaderamente prefiero es la Adoración vespertina, incluso cuando me distraigo pensando en otras cosas o cuando llego a dormirme rezando. Por la tarde, por tanto, entre las siete y las ocho, estoy ante el Santísimo en una hora de adoración.
Cualquier lugar es apto para la oración: Pero rezo también en mis esperas al dentista y en otros momentos de la jornada.
La oración no tiene una sola manera concreta de hacerla. Cada uno la hace según su manera, porque, al fin y al cabo, es una conversación con Dios, o a través de Dios.
“Lo que verdaderamente prefiero es la Adoración vespertina, incluso…”
El meollo está en el prefiero. Solo preferimos lo que previamente gusta o deseamos.
La primera oración será: “Señor, enséñanos a (que nos guste) orar.”
¡Qué razón llevas, Susana! Necesitamos ganas de hablar con Dios, de rezar. Nadie come si no tiene ganas; y si lo hace por verdadero convencimiento de que es necesario, comerá a la fuerza y sin gusto.
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