Domingo XXXIII del T.O.
La segunda lectura de este domingo, nos trae parte de una carta que el apóstol San Pablo dirige a los cristianos que viven en la ciudad griega de Tesalónica, a los tesalonicenses. El apóstol se pone de ejemplo ante aquellos cristianos, que después del primer fervor, están un tanto desconcertados.
Una mala interpretación les había llevado a creer que el fin del mundo era inminente. Y esta creencia les llevaba a muchos, también, a no esforzarse por las cosas de este mundo. Entre otras cosa, algunos ya no querían trabajar, siendo una carga para los demás. San Pablo les dirá que tienen que seguir con una vida normal, en la cual entra el trabajar. Y por eso les dice: el que no trabaja, que no coma. No tienen derecho a vivir de los demás.
¡Qué distinta situación vivimos hoy día! Muchos quieren trabajar y no pueden. A esos no les diría, hoy, San Pablo:”el que no trabaja que no coma”. Hoy nos diría a todos:”ayudad a aquellos que no pueden trabajar, los que carecen de empleo a causa de la famosa crisis. Sed solidarios con el hermano necesitado.
Cada día son más las familias que se las ven y se las desean para poder subsistir con un mínimo de bienestar y de dignidad. Las Caritas están superadas por el enorme número de familias que hay que atender. Sólo en nuestra parroquia se está tratando de ayudar a unas 140 familias. Y el número crece cada semana. Esperamos que la solidaridad y el amor fraterno no decaigan, para poder seguir ayudando a quienes lo necesitan.
Hace unos días hemos sabido de la tremenda tragedia ocurrida, por el efecto de un huracán, en Filipinas. Varios miles de muertos y desparecidos ha sido uno de los balances de la tragedia. Pero si eso es de lamentar, lo que nos debe preocupar y ocupar son los miles y miles de supervivientes, carente de lo más mínimo para poder sobrevivir: sus casas destruidas, sin agua potable, sin luz, sin alimentos; cientos de niños que se han quedado sin padres y sin familiares, con mucho hambre, y sin tener donde guarecerse ni de día ni de noche.
Por otra parte, las ayudas internacionales están llegando tarde, y el reparto de lo que llega, se hace difícil de repartir, porque han desparecido las carretera y, los puentes, y es muy difícil llegar a muchos lugares.
Recemos para que estos hijos de Dios y hermanos nuestros puedan ser ayudados cuanto antes y lo mejor posible. Ante esta situación, nuestra crisis pasa a segundo lugar. No tiene comparacion.
Félix González
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