Sobran alimentos, ¿y hay hambre en el mundo?
“El 6 de Octubre tuvo lugar el encuentro de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC), organizado por la Unión Internacional de Superiores Generales (UISG). El tema de este mes fue “el hambre en el mundo”. Un miembro de la FAO habló de la situación mundial actual. Lanzaron datos escalofriantes: La población mundial es de 6.800 millones de personas y la tierra produce lo suficiente para alimentar al doble de esta población, ¿Dónde van los alimentos? ¿Qué mecanismos impiden que no lleguen a todos y por qué? El año pasado murieron de hambre 36 millones de persona. Anunciaron también que El 70% de los alimentos vienen de la agricultura familiar, pero éste es un sector de los más pobres porque los beneficios van a otros sectores”.
Los datos son escalofriantes. ¿Sobran alimentos y hay hambre en el mundo? Sólo desde la incultura de la insolidaridad se puede comprender. Sólo desde la falta de la más elemental insensibilidad, se puede explicar. Sólo desde el egoísmo más feroz se puede llevar a cabo tal atrocidad. Y sólo desde la falta de sentimientos humanos, es posible la carencia del derecho y la obligación de compartir.
Insolidaridad, insensibilidad, egoísmo, falta de sentimientos humanos, convierten a una gran parte de la humanidad (la más pudiente) en una selva, donde prevalece el “sálvese quien pueda”.
Cómo es posible saber que “el año pasado murieron de hambre 36 millones de personas”, y vivamos tan indiferentes, por una parte, y tan quejosos, por otra, por haber disminuido nuestro estado del bienestar.
¿Nos duele de verdad, o, simplemente, lo despachamos con una breve exclamación:¡qué pena!, sin que el dolor nos llegue a la epidermis?
Si alguien muy querido, de nuestro entorno familiar (un hijo, por ejemplo) estuviese a punto de morir de hambre, ¿nos preguntamos qué hacer? No. Hacemos. Porque el amor tiene alas.
Si ante las situaciones expuestas nos preguntamos qué hacer, es que no nos queremos; es que lo de la solidaridad humana es una mentira. Es que la de ser hermanos, hijos del Padre común, es mentira. Pero seguimos rezando: Padre nuestro, muy orgullosos de tener a Dios por Padre, pero sin ejercer de hermanos.
Como un colegial que deja alguna asignatura para septiembre, así nosotros tenemos, también, pendiente la asignatura de la fraternidad. ¿Llegará un día en que seamos capaces de aprobarla? No olvidemos que ”al atardecer de la vida, nos van a examinar del amor”.
Félix González
Félix, tienes más razón que un santo. Y esto debería ser el ‘fondo de pantalla’ de lo cotidiano.
Entramos en el tiempo donde el menú de Nochebuena, la familia o los regalos resultan problemáticos hasta convertirse en el centro de nuestra conversación.
!Dios mío!
Nace Dios, tenemos comida, muchos carecen de ella y nosotros ¡presas del delirio! aún encontramos inconvenientes.
Somos ciegos de conveniencia. Es más cómodo mirar hacia otra parte. Pero la realidad, aunque no queramos mirarla,está ahí. Hay un refrán muy egoista, que dice:”Ande yo caliente, y riase la gente”. Pero hay mucha gente que ni siquiera puede sonreir, porque la sonrisa ha huído de sus rostros. Pero nosotros seguiremos “calentitos”.
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