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La pregunta sería: ¿debe haber leyes obligatorias en la Iglesia? ¿Las hay en el Evangelio? Comencemos por la parte segunda: “en el evangelio”. Pienso que no podríamos hablar de leyes (obligatorias) propiamente dichas, incluso cuando ciertas cosas están expresadas en términos de mandato, de precepto, que podrían llevar a pensar que llevan el marchamo de obligatoriedad. Incluso, cuando esté expresado en tiempo verbal de imperativo, como por ejemplo, el “amad a vuestros enemigos”;”amaos unos a otros” (que seguramente sería lo que más se podría imponer), no pasa de ser una invitación. Igual que cuando Jesús dice: ”Sed santos, como el Padre celestial es santo”, no pasa de ser una invitación.

Pero el hecho de que sea una invitación, no quiere decir que no tenga suficiente fuerza, como para llevarlo a la práctica.  El estilo de Dios, como Padre que es, no es el autoritario de “ordeno y mando”, sino más bien: si quieres estar en comunión conmigo, si quieres parecerte a mí, intenta hacer esto o aquello. No hay una coletilla, donde diga, si no lo cumples se seguirá este o aquel castigo.

Jesús dice: “el que quiera seguirme, que tome su cruz y me siga”. Es una insinuación, una orientación de lo que debe hacer el que quiera seguirle

El Evangelio, al no tratarse de una “religión” propiamente dicha, es, más bien, un estilo de vida, que trata de asemejarse a Dios, a Jesucristo, tanto en la manera de pensar, como en la de sentir y actuar.

Incluso, iría más lejos. A modo de ejemplo: Cuando se dice que en el evangelio se afirma la indisolubilidad del matrimonio, debería tomarse, como una invitación a cumplir con el ideal de dos personas unidas por el amor; pero no como algo “obligatorio”; porque hay situaciones en que esa unión de alma y cuerpo, no es posible por distintas razones (así es la debilidad humana, y así de cambiantes las personas).

El Capítulo 5º del Evangelio de Mateo es un ejemplo claro de lo que vamos diciendo. En él, Jesús va repitiendo: “Se os ha dicho  (obligación)… pero  yo os digo (invitación).

Todo el evangelio es una “invitación” de Jesús, a seguir sus pasos, sin que nadie se sienta obligado a hacerlo, respetando su libertad. A Jesús no se le sigue por obligación.

Cuando uno está decidido a seguir a Jesús, le sobran las leyes y las obligaciones. Aunque necesita esas invitaciones que son como la guía del seguimiento.

En cuanto a la Iglesia, supongo que hacen falta algunas normas de organización, de funcionamiento, ya que el montaje eclesial es bastante complicado; aunque también es verdad que se podría simplificar bastante.. Pero dudo de que en la Iglesia se deban dar leyes obligatorias, que conlleven ciertos castigos. Nadie tiene obligación de formar parte de la Iglesia. Por tanto, si lo es voluntariamente, bastaría con orientaciones e invitaciones que ayudasen a andar el camino sin desviarse.

Bastaría con señalar algunas cosas que no se deben hacer si uno quiere seguir a Jesús. Y si a pesar de todo, alguien no se da por enterado, debe saber que está fuera del camino que conduce a Jesús, y perjudica a la Iglesia.

No tendría sentido, por ejemplo, la “excomunión”. Es uno mismo el que se excomulga con ciertos comportamientos, es decir, rompe la comunión, y por tanto se sitúa fuera de la comunidad.

Félix González

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