Corazones en red

Jesús hablaba, con frecuencia, por medio de parábolas, que son una especie de cuento o de ejemplo donde se narra algo que ayuda a comprender lo que se quiere decir o enseñar. Cuando estamos explicando algo a un niño, y no lo entiende bien, le decimos: te voy a poner un ejemplo. Y contando otra cosa que se parece, se entiende lo que se quería decir en un principio. Esta parábola va dirigida, sobre todo, a los dirigentes religiosos del pueblo.

Un propietario tenía una viña, con su lagar y su casa para el guarda. Como tenía que hacer un largo viaje, se la arrendó a unos labradores. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió algunos criados para que el diesen el fruto que le correspondía, según el contrato. Pero los labradores los mataron. Envió nuevamente a otros criados, y ocurrió lo mismo. Por fin, envió a su hijo, pensando que lo respetarían. Pero también lo mataron. Y pregunta Jesús ¿qué haría el dueño con aquellos labradores?. Le contestaron: los hará morir, y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen el fruto a su debido tiempo.

Y termina Jesús diciendo (lo que es la aplicación de la parábola): “Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios, y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Y el evangelio dice que al oír esa parábola, los sumos sacerdotes, y los fariseos, se dieron cuenta de que lo decía por ellos. Malos, sí eran; pero tontos, no.

Comprendieron perfectamente que Jesús se refería a ellos, que no supieron aceptar a Jesús y sus enseñanzas, después de haber sido esperado a través de los siglos, anunciado por los profetas.

Los intereses personales contaban más que el seguimiento y reconocimiento del Mesías, tanto tiempo esperado. La enseñanza de Jesús, no concordaba con lo que enseñaban las autoridades religiosas de Israel, del tiempo de Jesús. Aceptar a Jesús, significaba, tener que renunciar a muchos privilegios, y a eso no estaban dispuestos. Por eso se les daría la oportunidad a otros que aceptasen la Buena noticia que traía Jesús. Precisamente, el domingo que viene, el Evangelio nos va a hablar de eso.

Félix González

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