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Las parábolas del Reino

Termina el Evangelio de hoy, diciendo: “Con esta y otras muchas parábolas, les anunciaba Jesús el mensaje, en la medida en que podían comprenderlo. Y sin parábolas no les decía nada. Luego, a solas, se lo explicaba a sus discípulos”.

Jesús hablaba, con frecuencia, en parábolas. Las parábolas son como cuentos breves, de los que se saca una enseñanza. Lo que se quiere decir, se hace por medios de una parábola, para que se entienda mejor. A veces la enseñanza es fácil de sacar, otras veces no es tan fácil y necesita una explicación. Pore so, nos dice, también, el evangelio, que luego, a solas, se lo explicaba todo a sus discípulos”.

La parábola que hemos escuchado hoy, es la llamada del “grano de mostaza” Como dice la misma parabola, la mostaza es la semilla más pequeña. Viene a ser como la cabeza de un alfiler. Y la planta que la produce es como un arbolito pequeño, o un arbusto grande.

Pero vayamos a la parábola. Dice Jesús que “el Reino de Dios es como un grano de mostaza, que cuando se siembra es la más pequeña de las semillas de la tierra; pero una vez sembrado, crece más que todas las demás plantas, y echa ramas tan grandes que, a su sombra, anidan los pájaros”.

El Reino de Dios en este mundo, que es vivir la unidad, la justicia, la solidaridad, el compartir, el “amaos unos a otros”, la paz… es decir unas relaciones de fraternidad qe llevan a ser felices, no llega de repente, en todas partes y en todas las personas. Esa situación, llega poco a poco. Jesús lo inició, nos dio las pautas para implantar el Reino; y nosotros debemos seguir extendiéndolo en nuestros entornos e influencias. Pero hay que empezar por vivirlo cada uno.

Como la semilla de mostaza, empieza pequeñito, pero se van extendiendo, al compass que se va viviendo. Y crece en las personas, y es capaz de irse implantando en el mundo. Su crecer es lento, pero tiene fuerza suficiente como la mostaza para hacerse grande e incorporar a nueva gente.

Debemo preguntarnos cada uno: ¿Cómo estoy yo viviendo ese Reinado de Dios, en mi vida, cómo estoy ayudando, con mi ejemplo, a que se extienda, y qué me falta para ser modelo o ejemplo en que otros se miren y se decidan a poner en pie , en su vida, ese reino de Dios.

Y cuando recemos el Padrenuestro, y lleguemos a las palabras:”Venga a nosotros tu Reino”, seamos conscientes de que para eso es necesaria tanto la colaboración de Dios, como la mía.

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