Domingo XXXII del tempo Ordinario
(La viejecita que echó en el cepillo del Templo, todo lo que tenía)
La Palabra de Dios, escuchada a través del Evangelio de hoy, nos plantea el tema, tan actual, de saber compartir. ¿Qué compartir? ¿Cómo compartir? ¿Con quién compartir? ¿Por qué compartir?
Muchas preguntas que trataremos de ir dando respuestas breves.Aunque es cada uno quien debe contestarse.
El Evangelio nos ha puesto el ejemplo de una viuda pobre, que comparte todo lo que tiene.
Nos preguntábamos, en primer lugar:¿Que compartir? Se pueden compartir muchas cosas, desde lo material: dinero, comida, ropa, etc, hasta lo inmaterial, como el tiempo, la compañía, el cariño… En Segundo lugar nos preguntábamos:¿Cómo compartir?. La respuesta es: con generosidad y gratuidad. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis, dice Jesús. Compartir con gnerosidad, sin cicatería, sin ruindad. A ejemplo de la viuda pobre que dio más que los ricos, porque los ricos echaban en el cepillo del templo, lo que les sobraba; pero la pobre vuda, echó todo lo que tenía, aunque solo eran unas monedas de poco valor. No dar de lo que nos sobra o de lo que no nos afecta; compartir, privándonos de caprichos o gustos, incluso de necesidades. ¡La viuda dió todo lo que tenía para vivir! Eso es un verdadero heroismo al que nadie está obligado. Podemos compartir directamente, o por medio de instituciones que se dedican exclusivamente a ayudar a las necesidades de los necesitados. Por ejemplo Caritas, u otras instituciones serias y fiables.
¿Con quién compartir? Con quien lo necesite, sea cercano o lejano. Muchas veces será con gente que no conocemos, otras veces sera gente cercana a nosotros, incluso familiares o vecinos.
¿Para qué compartir? En primer lugar para tratar de solucionar los problemas de los más necsitados. En segundo lugar, porque todas las personas somos hermanos, y la fraternidad nos lleva a preocuparnos unos por otros. No podemos caer en la actitud de Caín, el asesino de su hermano Abel: ¿Qué tengo yo que ver con mi hermano? Y, además, porque como seguidores de Jesús, tenemos que seguir su ejemplo, que no le bastó con compartir lo que tenía, sino que lo hizo hasta dar la vida por los amigos y por los enemigos. Como creyentes y seguidores de Jesús, debemos seguir sus pasos y su estilo de vida, que dijo: “dad, y se os dará”; porque es más gratificante dar, que recibir.
Félix González
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