Corazones en red

Sí; sigue la tortura política. Después de una campaña pre-electoral, en la que ya cumplimos nuestro lote de sufrimiento, debido al bla,bla, bla, de los que serían nuestros futuros representantes en los picaderos políticos, somos sometidos ahora (sin saber hasta cuándo), al suplicio de ver pelear a los gallos de cada partido, por obtener una prebenda, un puesto en el gobierno, o un lugar de influencia. Pero, eso sí, todo en favor del pueblo, aunque el pueblo siga contando muy poco. ¡Así es nuestra democracia!

Y entre pelea y pelea, con tanteos interesados, y consensos imposibles, está, como una espada de Damocles, afilando su hoja separatista, el sector soberanista de una Cataluña dividida, a punto de repetir el gesto salomónico de partirla por la mitad.

¡Qué pacientes somos con la política y los políticos! Si tuviésemos la mitad de paciencia en las diversas circunstancias de la vida, llegaríamos a emular al santo Job, prototipo bíblico de paciencia en la adversidad.

Somos tan pacientes con el “toma y daca” de los políticos, que además de no lograr dialogar mínimamente unos con otros, tenemos que aguantar las tertulias incansables, monótonas y repetitivas, de las diversas cadenas televisivas.

Tal vez haya que inventar una canonización laica de toda la población hispana, por el modo ejemplar de aceptar, pacientemente, la marginación a que la tienen sometida los que gobiernan y los que quieren gobernar, asumida con santa paciencia.

¿Cuándo entrarán en razón, buscando el bien común, huyendo de tantos intereses creados, nuestros actuales políticos?

Félix González

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