Corazones en red

(Al límite de la paciencia)

Es proverbial la virtud de la paciencia de que hizo gala ese personaje bíblico, llamado Job. Se ha convertido en un dicho, a modo de proverbio: ”tiene más paciencia que el santo Job”. Pues bien, yo atribuyo, también, dicho proverbio al pueblo español.

¿A cuento de qué afirmo esto? No hace falta hacer muchas elucubraciones. Después del espectáculo que están dando nuestros políticos, que parecen equilibristas sobre la cuerda floja, lo normal sería que todos, absolutamente todos, menos los impedidos, nos levantásemos, no digo ya en armas, pero si en protesta, por burla tan burda, egoísmos tan descarados, y tan poca responsabilidad para quienes nos equivocamos votándolos.

Yo no sé si lo del pueblo es virtud o es apatía. Pero paciencia hay a toneladas. Si alguien se atreviese a encender la ira (ahora que estamos en tiempo de fuegos) yo creo que surgiría un nuevo incendio, abrasando (metafóricamente) a una buena parte de la clase política. Parecen señores feudales, preocupados solamente por su feudo (léase partido, o sillón).

El que no corre, vuela; y todos agazapados para dar el salto a su presa en cuanto se presente la ocasión Qué pena de sociedad con tan patéticos dirigentes.

¿Por qué nos levantamos contra los moros?¿ Por qué contra los franceses, ¿por qué…? Y por qué no actuamos contra estos invasores de nuestra voluntad, expresada en las urnas. ¿Cobardía, apatía, indiferencia…? Tenemos, al menos, más paciencia que el santo Job. Eso sí.

Yo me pregunto, y no tengo aún la respuesta: ¿qué deberíamos hacer si nos obligan a pasar por las urnas por tercera vez, con las mismas perspectivas de fracaso?

Félix González

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