“Dadles vosotros de comer”
El pasaje del Evangelio, de la multiplicación de los panes y los peces, leído este domingo pasado, XVIII del Tiempo Ordinario, es de los más conocidos. Y muy interesante, no sólo por el milagro de Jesús, sino porque tiene unas enseñanzas muy prácticas para nuestra vida, siempre, pero en especial en las circunstancias actuales.
Hay una muchedumbre de gente que sigue a Jesús. Y él está atendiendo a los enfermos, y curándolos. Pero los apóstoles están en otro rollo. Están pendientes de la comida de aquella gente, que está lejos de la ciudad, en descampado, y es muy tarde, y están sin comer. Por eso se acercan a Jesús y le dicen: “Manda a la gente que vaya a la ciudad y se compren de comer. Jesús les responde:”Dadles vosotros de comer”. Pero Señor, si no hay comida suficiente; sólo hay cinco panes y dos peces. Vale, dice Jesús, traédmelos. Jesús los bendijo, y les dijo que empezasen a repartir. Y llegó para todos (dice el evangelio que eran más de cinco mil personas). Incluso sobró.
Quiero, hoy, fijarme especialmente en las palabras de Jesús:”Dadles vosotros de comer”. En una situación de crisis económica para tanta gente (que no para todos); en estos días en que se nos informa de la tragedia de las gentes de Somalia, en el cuerno de África, en que la gente, sobre todo niños, están muriendo, a miles, de hambre y de sed, las palabras de Jesús:”Dadles vosotros de comer”, debiera ser un aldabonazo para las conciencias de todos los hombres, y en especial de los países cristianos.
Cuando una empresa corre el riesgo de cerrar, cuando no se está de acuerdo con unas leyes injustas o sencillamente incómodas, y ante otras situaciones de injusticia, se hacen manifestaciones y protestas callejeras. Está bien. ¿Pero somos capaces de movilizarnos ante una tragedia tan injusta, como la que están pasando miles de personas? La insolidaridad se pone, una vez más, de manifiesto. ¿No habrá nadie que se sienta “indignado” activamente, y sea capaz de provocar una reacción, a nivel social, por el injusto proceder de todos, y sobre todo de las personas y países cristianos?
Félix González
Sonrojo nos debería producir la forma de buscar satisfacción que tenemos a través de la comida.
Cierra elBulli…, ¡cómo si revienta!
Una de cada siete personas en el mundo pasa hambre. Utilizando esta misma proporción, un día de los siete de la semana podría emplearse en tener muy presente esta situación.
La conducta y la manera de relacionarnos con algo, en este caso con los alimentos, influye en nuestro pensamiento y aumenta la sensibilidad.
Si quedamos paralizados ante el horror, si no lo nombramos y nada modificamos en lo cotidiano, el resultado va a ser el mismo.
Decía Einstein: “”Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”.
Veo Susana que sigues estando atenta al Blog, a pesar de estar de vacaciones. Yo te lo agradezco, porque, al menos, sé que alguien lo ha leído. Felices vacaciones.