Jesús también lo hizo
Alguna vez, en este mismo blog, se me ha criticado por denunciar ciertos desvíos o conductas poco evangélicas de nuestra iglesia. Siempre lo he hecho con ánimo constructivo, y desde el amor que la tengo. No me ha movido nunca ningún ánimo de revancha, a la que no hay lugar, ni tampoco desafección alguna. He creído que uno de mis derechos y obligaciones, como creyente, es colaborar a la mejor imagen de la iglesia, y a que se parezca lo mejor posible al ideal evangélico. Pero es posible que alguien no lo haya entendido de esta manera.
Acabo de leer en una homilía escrita de J.A. Pagola (denostado por algunos y admirado y querido por muchos): “Jesús no dudó en criticar una religión que observa el sábado y cuida el culto mientras olvida que Dios quiere misericordia antes que sacrificios”. Ya sé que las palabras de este teólogo-biblista no son “palabra de Dios”; pero sí que fundamenta sus palabras en la de Dios, manifestada en el evangelio.
Con esto no quiero justificarme; me basta mi conciencia para tomar ciertas decisiones, amén de la opinión de otras muchas gentes que juzgan ciertas actitudes de la iglesia, desde el mismo amor y respeto. La actitud del avestruz, metiendo la cabeza en la arena para no ver el peligro, no es ni inteligente, ni ayuda a mejorar la iglesia. Postura cómoda, sí que es.
Ya he dicho muchas veces, que amo a la Iglesia de Jesús con locura. Ella me ha dado la fe en él, y otras muchas cosas. Pero hay actitudes, criterios y actuaciones que no me gustan por creer que no se adecúan al ideal del evangelio. La larga historia y todas sus adherencias son, muchas veces, la causa. Trato de comprender, pero lucho porque se cambien, se corrijan, se mejoren.
No me falta esperanza en un nuevo resurgir de la Iglesia, porque el Espíritu Santo está ahí, y porque creo en la buena voluntad de las personas que pertenecemos a la Iglesia (sean la iglesia docente o la discente; sea la jerarquía o el pueblo de Dios).
Si me callase, creo que mi conciencia me lo reprocharía; y quiero estar en paz con ella. Otros pueden disentir de lo que pienso y digo. Los respeto y trato de comprender. Una de las cosas más importantes, y que más enriquecen, es la diversidad, y la libertad de pensamiento y de expresión.
Benedicto XVI acaba de pronunciar, hace pocos días, las siguientes palabras: “No se trata solamente de expresar el mensaje evangélico en el lenguaje de hoy, sino que hay que tener el valor de replantear de una manera más profunda, como ha sucedido en otras épocas, la relación entre la fe, la vida de la Iglesia y los cambios que el hombre está viviendo”
De todas formas, procuro no insistir demasiado, porque no se trata de bombardear siempre con la misma idea. Pero sí conviene recordarlo de vez en cuando. Ello puede ayudar a crear conciencia de iglesia. Si las cosas que uno cree tener que decir, se las calla, pienso que sería infiel y gravaría su conciencia, además de demostrar poco afecto a la iglesia que ama.
Y no insisto más.(“Qui potest capere, capiat”: Que comprenda el que pueda comprender). Son palabras de Jesús.
Félix González
Gracias, Félix, por mostrar que se puede amar a la Iglesia y, al mismo tiempo, denunciar lo que en ella se aleja del Evangelio. Y gracias por tus artículos, que actúan como acicate para mantenerme en esa dirección.
Lo mismo vi yo en tus artículos: amor a la Iglesia que da vida y largueza con la parte de ella que se limita sola.
“Porque todos podéis profetizar uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.” (1 Cor 14:31)
No puedo dejar de darme por aludido tras leer este artículo. Me limito a tres breves comentarios:
1. Pienso que es bastante más moderado (y por lo tanto certero) que otros sobre este mismo tema. Me gusta más y creo que consigue mejor su propósito.
2. En lugar de términos como “derecho”, “deber” o “conciencia” podría hablar en términos de “sentirse llamado a denunciar u obrar en conciencia, pero con respecto a lo que uno siente que Dios le pide, no con respecto a la propia conciencia.
3. Todo lo que no es denuncia (constante o habitual) no es técnica del avestruz. La denunica abierta es una acción válida (necesaria a veces), pero todo depende de quién la haga, cuándo, ante quién, cuáles son las motivaciones…
Gracis a tí, Ruth, que me espolea para seguir escribiendo, porque sé que me lees. Y siempre aportas un no sé qué acertado y gratificante.
Susana: te digo lo mismo que a Ruth. Sigue apostillando mis lineas.
Bueno Mártir, amigo: estoy de acuerdo con los tres puntos que señalas. Solamente hacer hincapié en lo de la conciencia. Cuando yo hablo de conciencia, me refiero a la conciencia bien formada, que hay que seguir para ser fiel. No puedo actuar, pensar o juzgar por la conciencia de otros. A mí se me va a juzgar por lo que diga “en conciencia” (repito que cuando trata de estar bien formada)
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