Dos encomiendas de la última cena
En la celebración litúrgica del Jueves Santo, una de las acciones significativas es la del lavatorio de los pies. Solemos hacerlo como recuerdo plástico de lo que hizo Jesús en aquella memorable ocasión:”Jesús… se quita el manto, y tomando una toalla, se la ciñe, luego echa agua en una palangana y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido”.
Y nosotros, en la representación de ese gesto, lo que normalmente hacemos es recordar la acción de Jesús. Pero no deberíamos quedarnos en ese bello y aleccionador gesto. Es bonito, pero de poco sirve solo recordar.
El Evangelio dice que:”Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez, y les dijo: También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”. Son las mismas palabras, la misma encomienda que hace Jesús al terminar de instituir la Eucaristía:”Haced esto también vosotros”. Dos encargos por parte de Jesús: la Eucaristía y el Servicio a los demás. Y lo pone casi en parangón como dos maneras de seguir su ejemplo (“os he dado ejemplo”).
Pero resulta que la Eucaristía nos resulta relativamente fácil, sobre todo si no salimos de ella con un serio compromiso. Mientras que el “servicio” nos cuesta más, porque ya de por sí es un compromiso.
Una de las cosas que yo he dicho o escrito en alguna ocasión, es que todos los creyentes deberíamos llevar bajo el brazo una palangana y, colgando del brazo, una toalla. Dispuestos siempre a lavar los pies, a ejercer el servicio.
Por tanto, cuando repitamos el gesto de Jesús en el día del Jueves Santo, no pensemos sólo en un mero recuerdo de lo que Jesús hizo entonces, sino sobre todo, un recordatorio de lo que nosotros tenemos que hacer ahora. Que no se convierta en un gesto arcaico, sino en un signo de cada día.
Termino con este precioso “madrigal”:
“Humillado a mis pies, de amor herido / lava tu amor mis pies y mi pecado /y el beso de tu amor apasionado / me devuelve un amor inmerecido. /
Todo es amor en esta noche santa, / jueves de amor y triste despedida, / memorial del amor que se agiganta / cuando el alma de amor queda servida”.
Félix González
Jueves Santo, dia del amor fraterno dia de amar sin esperal nada a cambio , como solo El sabe amar , con su gesto de lavarles los pies a los dicipulos algo tan natural pero a la vez tan grande nos dego un gran compromiso . De Esperansa de Caridad y Amor todo esto damos cuando lavamos los pies a los demas sin distinción , pero no devemos de olvidad que hay muchos pies que lavar en el mundo .