Corazones en red

¿Cómo evangeliza Jesús? Podemos partir de su modo de actuar en los milagros, en la predicación, en el trato con las personas, en su relación con el padre…

Voy a tomar como punto de partida el milagro del Ciego de nacimiento: (Mc. 8, 22-26).

“Cuando llegaron a Betsaida, le llevaron un ciego y le pidieron que lo tocase. Tomando al ciego de la mano, lo sacó a las afueras de la aldea, le untó con saliva los ojos, le impuso las manos y le preguntó: — ¿Ves algo? Y mientras recobraba la vista dijo: —Veo hombres; pero los veo como árboles, pero caminando. De nuevo le impuso las manos a los ojos. El ciego afinó la mirada, fue sanado y distinguía todo con claridad. Jesús lo envió a casa y le dijo: — ¡Ni se te ocurra entrar en la aldea!”.

• Betsaisa. Una ciudad de Galilea, junto al lago de Galilea (Tiberiades, Genesaret).
• Le llevaron. Él solo no podía ir, no veía. Era ciego. (Los niños que traen los padres a la catequesis son como ciegos, no han descubierto a Jesús, porque sus padres, en general, no lo han hecho posible. Probablemente ellos también son ciegos. ¡Los catequistas de infancia saben muy bien con cuantas carencias llegan los niños a la catequesis (Ni rezar el padrenuestro. Jesús ha sido para ellos un desconocido. Nadie les ha comunicado la Buena Noticia que es Jesús, Salvador.
• Le pidieron que lo tocase. Tocar es acercarse. Tomar contacto. Para catequizar hay que estar cerca de los niños, afectivamente, y atentos a sus deficiencias, y a sus necesidades.
• Tomando al ciego con la mano, lo sacó fuera de la aldea. La catequesis es sacarles del ambiente (muchas veces pagano) de sus casas, y guiarlos, como de la mano, por el camino del conocimiento y seguimiento de Jesús. Es la labor del catequista.
• Le untó con saliva. Le dio parte de Él. Hay que estar dispuesto a entregarse, dando de sí todo lo que se pueda. La ocasión lo merece.
• Le impuso las manos.  Otro gesto de estar cerca, de tomar contacto.
• Mientras recobraba la vista, dijo: Veo hombres como árboles que andan. Empieza a descubrir lo que antes no veía por la ceguera, pero todavía no tiene una visión clara. No se puede pretender que los niños capten lo que se les va enseñando, desde el principio. Es cuestión de mucha paciencia y mucha entrega.
• De nuevo le impone las manos. Jesús no se desanima y continúa el proceso. Nada debe desanimar al catequista, por ardua que sea la tarea. Jesús está de su lado y tiene sus tiempos. No todos los niños despiertan a la fe al mismo tiempo.
• Y distinguía todo con claridad.  Jesús completa el milagro de dar la vista. Al fin llega la recompensa.
• No vuelvas a la aldea. Que no vuelva al lugar donde estuvo ciego, porque posiblemente los suyos  no lo comprenderían, y seguiría siendo considerado como un marginado. Hay que procurar despertar en ellos el deseo de continuar su formación, y no volver a olvidar todo lo que han recibido. No volver a la ceguera.

La catequización o evangelización es, por tanto, un “proceso”. Nada fácil. Requiere paciencia, constancia y mucho interés en ayudar a ver a Jesús, a descubrirlo. El ciego comienza a ver oscuramente, sin claridad. Para que los niños vayan asumiendo cordialmente a Jesús, necesitan tiempo, dedicación y mucha paciencia. Y encomendarlos en la oración, porque es Dios quien hace producir el fruto. Y necesitan descubrir en el catequista, que lo que dice es una “buena noticia”. Porque la Fe no se enseña, se contagia. “Quien contagia una enfermedad no es el que sabe muchas cosas sobre ella, sino el que tiene el virus”.

                                                                                                                  Félix González

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