Domingo XXX del Tiempo Ordinario

(“Maestro, que pueda ver”)

A la orilla del camino, un ciego. Al margen del camino, un marginado entonces. Nadie se ocupa de él. No ve, pero tiene el oído bien despierto, y oye el murmullo de gente que pasa. Se atreve a preguntar: ¿qué ocurre? Y se entera de que es el Maestro que va rodeado de gente con más suerte que él, porque le pueden ver.

Quiere salir de esa ceguera que le margina, que le aísla, que le impide ver. Y grita: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Tener compasión es sentir pasión por alguien que te necesita. El ciego necesita esa compasión, y sabe que Jesús es compasivo.

Jesús no va a pasar de lejos, ni le va a mandar callar como hace la gente que le acompaña. Se para y le manda llamar. El ciego, movido por la esperanza de curación, tira el manto, y de un salto se planta ante Jesús. No le importa tropezar; lo importante es llegar hasta el maestro que le ha llamado, aunque se a trompicones y a gatas.

Jesús le pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti? Demasiado bien sabía Jesús lo que quería. ¿Qué iba a querer un ciego? Pero necesita su colaboración; quiere darle la oportunidad de explicarse, de ser persona. Y se oye una voz suplicante y confiada: “Maestro, que pueda ver”.

Y ahora es la voz de Jesús la que se oye en medio de la expectación de todos. Con la mayor sencillez, sin ceremonias, una vez que ve la fe de aquel hombre, le dice: “Anda, tu fe te ha curado”. Una vez más, es la fe la que hace el milagro.

Y termina el evangelio de hoy, diciendo: “Y al momento recobró la vista y le seguía por el camino”.

Compasión, confianza, ver, seguir por el camino, son palabras que hoy resuenan en la Palabra de Dios. Palabras que tienen que anidar, también, en la vida de un cristiano.

“Compasión”: tener entrañas de misericordia con el que nos necesita, con el que padece.                 “Confianza”: que es lo mismo que “fiarse de”, que eso es la Fe: fiarse de Dios.                              “Ver”: no vivir en tinieblas, buscar la luz que nos lleve a Cristo, luz del mundo.              Y  “seguir por el camino” que marca el Señor, en pos de sus huellas.

Si queremos que el evangelio sea una “buena noticia” para cada uno de nosotros, no basta con saber lo que le ocurrió a aquel ciego. Tenemos que mirar qué nos dice a nosotros, a cada uno, hoy ¿Qué cegueras tengo? ¿Cómo y hasta qué punto me fío de Dios, es decir, cómo es mi fe? ¿Trato de ver lo que Dios me pide? ¿Veo las necesidades de los demás, y ofrezco mi compasión, o soy un ciego de conveniencia para no ver lo que no me gusta o me compromete? ¿Sigo el camino de Jesús, o me hago mi propio camino, a mi capricho, a mi comodidad?

Mientras no nos planteemos todo eso y algo más, el evangelio de hoy, para nosotros, no habrá pasado de ser una bonita escena del pasado. No habrá sido para nosotros, Palabra de Dios.

                                                                                                             Félix González

Discussion area - Dejar un comentario






He leído y acepto las condiciones generales y la política de privacidad


Información básica sobre protección de datos
Responsable: REVISTA REINADO SOCIAL 21RS (más info)
Finalidad: • Gestión de la adquisición del producto, suscripción o donativo, así como la tramitación de los mismos.
• Envío de comunicaciones relacionadas con el proceso de compra, las suscripciones o los donativos.
• Envío de comunicaciones y ofertas comerciales, por diferentes medios, incluidos los medios electrónicos (email, SMS, entre otros). (más info)
Legitimación: Ejecución de una compra online, suscripción o donativo. (más info)
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. (más info)
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, cancelación, y oposición. En determinados casos derecho a la limitación del tratamiento de sus datos. (más info)
Información adicional: Puede consultar toda la información completa sobre protección de datos a través del siguiente enlace (más info)
Los enlaces de (más info)