Na-vi-dad
Na-vi-dad tiene tres sílabas, que nos dan el sentido profundo de su significado.
1.- NA: de Nacimiento. El del Salvador, el de cada año y el de siempre. El que no quiso nacer en el lujo y el poder, sino en la periferia geográfica, social u moral. Un Emmanuel, Dios-con-nosotros, que quiso poner su tienda en el desierto de este mundo, para hacerlo florecer como un vergel. Y Belén (o acaso Nazaret) fue un oasis en medio del desierto de todos los tiempos.
2.- VI: de Vida. Porque Dios es Vida, es Fuerza, es Creación, es Misericordia y Amor. Y todo es Vida, cuando la vida no se reduce a los años de existencia; cuando va acompañada de lo que hace gozar, de lo que engendra Esperanza, de lo que es Fraternidad. Con el nacimiento de un Niño, nació la Vida.
3.- DAD: invitación a compartir; a dar y a darse. El Papa Francisco ha dicho últimamente, que “una cuenta corriente es buena cuando está vacía porque se ha donado a los necesitados”. Y a su limosnero le aconsejó, al nombrarlo: “No te sientes detrás del escritorio. Lo puedes vender. No esperes que la gente llame a tu puerta, ve a buscarla.
Dice el refrán que “el que reparte y comparte, se queda con la mejor parte”. Y es verdad, porque se queda con la alegría de ser solidario, el gozo de haber hecho felices a sus hermanos, y la paz que produce el buen comportamiento. A todos nos gusta recibir, y la manera más segura es empezar dando:”Dad, y recibiréis”.
Y las tres sílabas juntas, forman una melodía que primero cantaron los ángeles (“gloria a Dios en las alturas”…), y después repetimos los humanos en las zambombas de cada año, en los villancicos hogareños y en la liturgia de la Iglesia (“Ha nacido el Salvador”…)
No es la alegría del turrón, ni del pavo, ni el champán; no. Es la alegría de la mayor sorpresa de la historia, por más que hubiera sido anunciada por los siglos. No es la alegría que produce un estómago agradecido, ni una buena compañía familiar; no. Es la alegría del rescate, de la promesa cumplida, de la esperanza que no falla; es la alegría de saber que el mundo tiene un Hombre más, pero que ese Hombre es, también, Dios.
Aprovecho este post para desear a todos mis lectores y colaboradores, una muy FELIZ NAVIDAD. Que seáis un poco más felices estos días, y que os sintáis salvados. Ya nació el SALVADOR.
Félix González
La sorpresa de la debilidad.
El poder de lo imposible.
La fecundidad de la renuncia a la maternidad como único status.
Lo mayor cumbre erigida desde nuestra incosistencia.
Es milagroso creer en lo increíble. Hay todo un Dios que cree en nosotros y nos hace creíbles y creyentes.