Somos seres acomodaticios
Y serlo, es una gran virtud, porque eso nos evita una fuente de sufrimientos, por los inevitables desajustes que las circunstancias nos aportan, por diversas causas, que no dependen de nuestra voluntad. Y pongo un ejemplo, tomado de la misma naturaleza, y que ya estamos empezando a sufrir o a tratar de superar.
En el tiempo que estamos entrando, del fin del verano, se hace de día más tarde, y anochece antes. Eso nos obliga a ajustarnos a la situación. Se acaban los días de vacaciones, y recomienza el trabajo. Eso, también nos obliga a reciclarnos y acomodarnos a nuevos horarios y nuevas circunstancias. Cambiamos de trabajo, de ocupación, de relaciones, de amistades, etc, y eso nos vuelve a obligar a acomodarnos a lo nuevo.
Y, aunque, a veces, se hace difícil, sin embargo, tenemos capacidad para llevarlo a cabo, porque somos seres “acomodaticios”.
No todo el mundo tiene la misma facilidad o dificultad para acomodarse a las circunstancias, esperadas o inesperadas. Hay a quien le cuestan mucho los cambios, y pasan un verdadero martirio, cuando son notables, y, sobre todo, si son inesperados.
Se suele poner de ejemplo y modelo de capacidad de cambio y adaptación al camaleón. Es capaz de tomar distintos aspectos según el lugar donde se encuentre, con objeto de confundirse con el medio, evitar los peligros de agresores, y cazar con mayor facilidad.
Entre los humanos, no se trata de cambiar “camaleónicamente” a conveniencia (cosa que suele estar mal vista), sino de tener la suficiente capacidad (sana) de adaptación. Y supone ser inteligente, para asumir lo que no se puede evitar; y así evitar un sufrimiento añadido.
Félix González
Discussion area - Dejar un comentario