Cómo vivir el final de la vida: la Muerte
Con este título aparece la Revista “Sal Terrae”, en su número de Octubre- 2014, con una serie de artículos, que iluminan y ponen al día el tema de la Muerte en nuestros días y en nuestra sociedad.
Resulta muy interesante ver cómo otros detectan la situación, que uno ya intuía, pero al que le faltaban datos de experiencia.
Empieza la revista diciendo en la Presentación del tema que: “la muerte forma parte de la vida, aunque la cultura actual trata de ocultarla y sacarla del ámbito de lo cotidiano, al tiempo que los medios de comunicación la trivializan”
Los temas son abordados desde distintas perspectivas. La perspectiva sociológica: cómo se vive, hoy, el morir: “A diferencia de otros tiempos y de otras culturas, nuestra sociedad tiende a ocultar la muerte, relegándola a hospitales y tanatorios, y a encerrarla en el ámbito de lo privado. Ya no existe el luto. Al mismo tiempo hay una trivialización de la muerte, especialmente en los medios de comunicación social”.
Otro artículo recupera la tradición teológica, pensando la muerte, desde la perspectiva de la fe cristiana.
Un tercer trabajo enfoca el tema “desde una perspectiva, más de la Pastoral de la Salud, para aquellos que se encuentran más cercanos, para ayudar a vivir mejor el morir. Dos posibles maneras: Anclados en el dolor, o asimilando la perdida, adaptándose a la nueva realidad psicológica”.
Debo decir que su lectura me ha servido doblemente: para tener una mayor precisión de cómo, hoy, se vive el tema de la muerte; y, en segundo lugar, como una terapia personal, facilitándome la reflexión de un tema, nunca fácil ni cómodo… aunque necesario. Un tema que no hay que soslayar, sino afrontarlo, como algo inevitable, que forma parte de la propia vida, y como un hecho que en cada instante se repite inexorablemente. Y, visto desde un prisma más cristiano, es el pasaporte que nos da acceso a la felicidad del encuentro con ¨Dios.
Félix González
Trataré de buscarlo y leerlo. Me resulta oportuno, ya que mi abuelo ha muerto recientemente. Gracias, Félix.
Ruth: no sabía lo de tu abuelo. Lo siento; pero ya tienes un nuevo intercesor en el cielo. ¿Por qué, en general, se trata con tanta frecuencia de vivir como si a muerte no existiera? ¿Por qué se trata de desplazarla, aunque está tan presente? Y, sobre todo, ¿por qué los creyentes caemos en la misma trampa?
Puede deberse a que la muerte es algo que incomoda, sobre todo en un ambiente en el que debemos mostrarnos fuertes e independientes ante los demás, como directores de nuestra vida y dueños de nuestro presente y futuro. Parece que hay que obviar la muerte, al igual que el fracaso. Se nos invita a mostrar los triunfos y a ocultar los fracasos y el dolor, que forman igualmente parte de la vida.
Supongo que los cristianos podemos caer en esa trampa de la misma manera que en el consumismo o en la banalización de la caridad, porque vivimos en ese contexto cultural. Y quizá porque no somos tan creyentes, porque nuestra fe no es ni como un grano de mostaza…
Ruth: una muy buena reflexión, con la que estoy de acuerdo totalmente.
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