VI Domingo
Nos encontramos con esta parte del evangelio, que hemos leído y escuchado, donde se dan varias trasgresiones de la ley de los judíos, Tanto por parte del leproso, como por parte de Jesús. Ambos dejan de cumplir la ley. Son trasgresores. Veamos cómo, en qué, y por qué. Respecto al leproso, vemos que se acerca a Jesús. Por ley, tenían prohibido acercarse a la gente. Debían vivir fuera de la población, y deberían ir tocando una campanita, para que nadie se les acercase. Sin embargo este leproso se acerca a Jesús (primera infracción). Sigue incumpliendo la ley al reconocer el poder divino de aquel hombre, ya que se arrodilla ante él y confiesa que cree en su poder de limpiarlo. En cuanto a Jesús, permitió su cercanía, y además “le tocó”, cosa absolutamente prohibida por ley. Además, dice el evangelista que “sintió lástima”.
La gente pensaba que no había que sentir lástima de su mal, porque era el castigo de Dios por sus pecados. Se lo merecía (así se pensaba equivocadamente). Sin embargo, la actitud del leproso sería la de cualquiera que se ve en extrema necesidad, despreciado, marginado por la sociedad y las autoridades religiosas. ¿Cómo se puede considerar trasgresión o pecado, el quererse liberar de un mal que le atormenta, le rebaja, y le impide vivir con dignidad. Y por parte de Jesús, ¿cómo no iba a compadecerse de alguien que sufre? Jesús repetiría, más de una vez, el gesto de curar, de perdonar de levantar a los caídos. Jesús se fiaba y se movía por la misericordia, más que por las leyes que degradaban al hombre.
Buen ejemplo el de Jesús y el del enfermo de lepra. Jesús, porque usa de misericordia, de compasión, de acercarse al desvalido y necesitado, sin tener en cuenta las leyes injustas. El leproso, porque es un hombre que necesita ayuda, y va con humildad a pedirla a quien puede dársela. No le importa que la gente no comprensa su conducta de acercarse a Jesús. Busca libertad, busca salud, busca dignidad, y correrá cualquier riesgo por ser una auténtica persona con derechos, además de obligaciones. Pensemos un poquito en este pasaje del evangelio. Vale la pena. Pongámonos en el lugar del enfermo y en el lugar de Jesús. ¿Cómo actuaríamos?
Nos rodean leprosos a los que apenas miramos:
Por la noche proliferan los sin techo. Los gitanos rumanos, con las piernas quebradas en la infancia, nos asaltan en los semáforos. Conocemos los estragos del paro. Palpita la soledad más espantosa en muchos ancianos.
Como nos dice El papa Francisco: no lloramos como lloraríamos por nuestras cosas, aunque lo sintamos.
Tú, Félix, lanzas dos preguntas.
1º respuesta.- El lugar de los últimos solo puede penetrarse hasta el más bajo lugar que cada uno, a lo largo de su vida, ha descendido. Es por eso que el sufrimiento puede hacernos sabios y compasivos.
2º respuesta.- No sé cómo actuaríamos pero lo cierto es que nuestra compasión se trocaría en sanación. “Y estas señales acompañarán a los que han creído: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán en nuevas lenguas; tomarán serpientes en las manos, y aunque beban algo mortífero, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y se pondrán bien.” (Marcos 16, 17-18)
Susana: ¡que bonito lo que dices y que bien dicho!
Gitanos, rumanos, ancianos… y una larga lista de sufrientes, que piden compasión, que piden sanación. Si. Lo dice Jesús: Pondrán las manos sobre los enfermos, y se curarán (Mc.16) Pero sobre todo hay que poner el corazón.
I completely sustain this article along with I merely ask for to express this brisk tribute is inconceivably spectacular alongside the outstandingly training brief article. I will fret to check your blog site a respectable arrangement without a doubt extra.