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Simplemente, las tres. En lo que llamamos la Semana Santa, se dan en nuestra sociedad tres tipos de celebraciones.

1. Las que se reducen, y refieren, a los desfiles procesionales, podriamos calificarlas como celebraciones simplemente religiosas. No siempre cristianas.
2. Las que se refieren a los ratos de ocio y descanso, en playas, viajes turísticos, vacaciones…
3. Las que la Iglesia celebra litúrgicamente.

Las manifestaciones religiosas son muy populares, muy masivas. La humanidad siempre ha sido, de una manera o de otra, religiosa; y ha tenido sus manifestciones más o menos depuradas o civilizadas. Celebraciones, mayoritariamente “de calle”, bullicio y fiesta.

Las que se manifiestan en turismo, vacaciones, tiempo de ocio, etc… van alcanzando, cada vez, mayor volumen. Se ha ido notando, con los años, un aumento notable de personas, y famiias que aprovechan la Semana Santa para desplazarse a los lugares de playa, de turismo , etc. En principio, nada que ver con la Semana Santa.

Y, por fin, las celebraciones litúrgicas del triduo Pascual, celebrado en las Iglesias. Las celebraciones cristianas.

Hay quien se apunta a una de esas manifestaciones, otros, a dos de ellas, y otros, incluso, a las tres.

La que no debe faltar para un cristiano, es la celebración Cristiana (independientemente de que pueda, también, apuntarse a las otras dos). Sin embargo, cada vez se constata, con más frecuencia, que creyentes que normalmente celebran la liturgia dominical, faltan esos días del Triduo Pascual, que es tan significativo, ya que lo que se celebra, son los grandes misterios de la entrega, passion, muerte y resurrección de Jesús. La sociedad es cada vez más laica; e. incluso, los creyentes se van manifestando, muchas veces, de un carácter y comportamiento más “light” (o menos consistente).

Es cuestión de opciones; y no siempre la opción escogida es la más Cristiana.

Félix González

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