Corazones en red

Seguimos celebrando la fiesta de la Pascua; hoy es el tercer domingo de Pascua. Y seguiremos celebrándola hasta el día de Pentecostés, es decir , la Venida del Espíritu Santo. Porque esta fiesta es tan grande, que dura cincuenta días. Y en este tiempo se nos recuerdan las relaciónes de Jesús con sus apóstoles.

Los apóstoles, después de la crucifixion y muerte de Jesús, se dispersan, huyendo, por miedo a que les ocurra lo mismo, pues son sus discípulos. Pero Jesús, como ya lo había anunciado en repetidas ocasiones, resucitó. Estaba nuevamente vivo.

Y los apóstoles reciben una inyección de esperanza; se les cambia el miedo por el valor. Tienen el convencimiento de que Jesús está, de alguna manera, con ellos, animándolos, dándoles fuerza y valor para evangelizar , a pesar de ser perseguidos por las autoridades. Se ha realizado en ellos un gran cambio. Creen en Jesús resucitado, y eso les lleva a vivir con esperanza, y a correr los riesgos que haga falta, por la fe.

Creo que es una buena lección para nosotros, hoy día. Vivir la fe, pero vivirla de verdad, a pesar de las dificultades, es el reto que tenemos, en un mundo, cada vez más descristianizado, en un mundo que se aparta progresivamente de Dios, en un mundo en que prevalecen otros valores, distintos, que no son los valores del Evangelio.

Hay muchas personas bautizadas, muchas personas que llevan el nombre de cristianos; pero cada vez hay menos personas comprometidas de verdad, tratando de vivir los valores cristianos. Hay mucha gente que sufre, ante la indiferencia de otros; mucha gente que necesita compañía, consuelo, cariño… y no lo encuentran. Mucha gente, sana de cuerpo, pero con el espíritu dañado, herido, necesitado de ser sanado y reconciliado, consigo mismo y con los demás.

Y esa es la labor del cristiano. Una labor que exige generosidad para olvidarse de sí mismos y pensar en los demás (hijos de Dios y hermanos nuestros). El Papa Francisco habla mucho e insiste sobre la sanación de las personas, que no son tanto curaciones físicas de enfermedades, cuanto de dolencias del espíritu. El Papa habla mucho sobre la misericordia, el acecarse al que sufre, para darle ánimo y estar a su lado. Es uno de los más importantes temas del ser cristiano, porque hace referencia al amor, a la caridad. No estaría mal que todos nos revisásemos para ver cómo andamos en ese terreno.

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