… “Y a Dios, lo que es de Dios” (Mt. 22, 15.21)
Los fariseos, observantes de la ley, pretenden lograr de Jesús una declaración que le desprestigie ante el pueblo o lo haga prender por las tropas romanas. Y para ello se alían con los que apoyan el régimen de Herodes, partidarios del poder romano. Pero los fariseos no quieren comprometerse o enfrentarse con Jesús, porque saben de su sabiduría y prudencia. Entonces mandan a algunos de sus partidarios para que le hagan una pregunta, y ver si lo pueden pillar en algo que les dé motivo para acusarlo.
Los enviados, comienzan por halagar a Jesús: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie”. Y luego viene la pregunta capciosa:” ¿Debemos pagar impuestos al emperado, o no? Jesús se da cuenta de la mala voluntad y la malicia que llevan, y les dice:”hipócritas, ¿por qué me tentáis? En primer lugar les desenmascara; todas esas alabanzas son pura hipocresía.
La pregunta es una trampa para poder acusarlo según la respuesta que dé. Entonces, Jesús les pide que le enseñen una de las monedas del impuesto. Y les pregunta: ¿De quién es esta cara que aparece en la moneda en uno de los lados? Como le respondieron que era del Emperador, Jesús da la respuesta:”Dad al emperador lo que es de él, y a Dios lo que es de Dios”. A cada uno lo suyo. ¡A Jesús le iban a pillar!
Una cosa es la religión y nuestras obligaciones para con Dios, y otra cosa es la sana autonomía de las cosas temporales. Hubo un tiempo en España, todavía no demasiado lejano, en que las cosas estaban bastante mezcladas. Con el tiempo las cosas se han ido aclarando, cada esfera tiene su independencia y autonomía. Por ejemplo Iglesia y Estado; la fe y la ciencia. Nada está sometido al otro. Aunque lo ideal es que estén en buenas relaciones, respetando a cada uno su campo de acción. Ya el Concilio Vaticano II lo dejó muy claro en una de sus declaraciones la “Gaudium et Spes” (los Gozos y las Esperanzas).
A lo largo de la historia, la Iglesia ha pretendido, en algunas épocas, inmiscuirse en las cosas civiles, científicas, políticas… También el poder civil, ha querido, a veces, a lo largo de esa misma historia, manipular el aspecto religioso o eclesial. Pero Jesús lo dejó bien claro:”Al poder civil, lo suyo, y a Dios lo que es de Dios”. Y las personas tenemos que saber respetarlo.
Félix González López
Como el rechazo al matrimonio CIVIL entre homosexuales. (¿!)