Otro tipo de corrupción
Hablar de corrupción, de apoderarse del dinero público, y de mil disparates de nuestro tiempo, resulta repetitivo, poco original y cansino. Aunque reconozco que es necesario seguir hablando de ello, para que esté muy presente, y no se repita. Pero que hablen otros, en el papel impreso y en las tertulias televisivas.
A mí, hoy, me apetece hablar de otro tipo de corrupción, que no es “robar”, ni es llevar el dinero a “paraísos fiscales”, en su sentido jurídico, sino quedarse con lo ajeno, lo que a otro le pertenece, sin que se considere delito.
La moral cristiana decía, cuando yo estudiaba, que “en extrema necesidad, todos los bienes son comunes”. Desaparece la propiedad privada para pasar a ser propiedad de quien más lo necesite, o lo necesite con grave peligro.
De ahí se deduce que si alguien, pudiendo ayudar con bienes, a alguien que lo necesita en extrema necesidad, no lo ayuda, se está quedando con algo que le corresponde al indigente, le está robando lo que le pertenece, y podríamos hablar, también, de “corrupción”.
Y, posiblemente, esta corrupción es más frecuente que la otra, e, incluso, más grave. Sin embargo, no le damos importancia, ni valoramos su gravedad.
Sería conveniente recordar, al respecto, aquel slogan de hace unos años, en un cartel de Caritas:”¿Lo tuyo es tuyo? Piénsalo bien”.
No es algo que solamos pensar, ni bien ni mal. “Una fe que no abra el bolsillo, no ha rozado el corazón”.
Félix González
Discussion area - Dejar un comentario