Manos centenarias y corazón de niña

Manos centenarias y corazón de niña Hoy  he desayunado con Felisa, una parroquiana casi centenaria –ya va camino de los noventa y siete- pero con  una niña dentro a la que todavía le hace caso. Ha sido en la cafetería de los Gladys, allí cada mañana como si se tratara de un ritual, ella baja […]