Sagrado corazón de Jesús

¡En vos confío!

Hoy, Viernes,  se celebra en la Iglesia Católica la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Seguro que leer esta jaculatoria nos trae sentimientos entrañables de personas, lugares, imágenes…queridos a la vez que sentimentales. En la residencia de la Granadilla, son muchos de los residentes los que lo tienen entronizado en sus habitaciones, una de ellas es la que  muestro en este artículo. Es una de las pocas pertenencias que se han traído de sus casas de origen a esta habitación de etapa última vital. La fe de nuestros mayores estuvo jalonada por claves sencillas, que en la mayoría de los casos, invitaban a la confianza radical que se fundamenta en la relación entre corazones auténticos y fieles.

La vida pasa por el corazón, sin él nos hacemos desalmados. Me gusta esta advocación de la religiosidad popular invocando el corazón de Jesús, entiendo que es una de las celebraciones religiosas que se refieren a la humanidad de Cristo y a los sentimientos que la habitaron, para hacer de El, el hombre según Dios, el hombre divino. Siempre me ha atraido la oración que nace de la contemplación de esa humanidad -que casi nadie rechaza- y que invita a querer ser como Él.

Me gusta contemplar la realidad de cada día y ver cómo esos sentimientos tan divinos y tan humanos a la vez, se están dando en muchos hogares, en medio de la calle, en la ciudad, en la profesión…Por eso creo que celebrar el corazón de Jesús no es otra cosas que mirar el mundo con ese corazón, recordando aquella máxima del principito de que “lo esencial es invisible a los ojos, porque solo se ve bien con los ojos del corazón”. Y hoy deseo mirar así nuetro mundo y contemplar la vida:

“Siento y pienso como cada mañana en el mundo se levantan  millones de madres y de padres  que, ilusionados y esperanzados, abrazan a sus hijos, los cuidan, los alimentan y los ponen en pie para que crezcan y avancen como personas en medio de la historia. No hay duda de que el amor está siendo más fuerte que la muerte, el bien que el mal, se impone el corazón almado.

No dudamos de que hay dolores, sufrimientos, injusticias, llanto…pero no permitimos que nos quiten la esperanza. Sabemos que en lo ordinario de la vida se producen los milagros de lo diario que nos hablan de que algo nuevo siempre está brotando, que la cruz enterrada genera vida y frutos, y que hay incluso personas que abrazados a la cruz se convierten en luz de vida y esperanza para la historia.

Nuestra historia lo es de salvación y sus señales están en cada día para que podamos alimentar nuestra esperanza, la fe es la que nos ayuda a saber que las promesas se cumplen en la brisa de lo sencillo y lo oculto, igual que la hierba crece en el silencio del anonimato. Saber mirar la historia esperanzadamente, porque creemos que su palabra se cumple, es lo propio de los cristianos, y es lo que el mundo necesita de nosotros. No estamos en el mundo para que éste se condene –ni quede marginado en su dolor- sino para que todos se salven y lleguen, por la esperanza, al conocimiento de la verdad.”

El Papa Francisco nos ha alertado de la necesidad de esta mirada yesta interpelación cuando nos ha llamado a entender la religión y nuestra fe desde la compasión y la misericordia, desde el corazón de Cristo.

Y yo hoy repito  y respiro con ese sabor confiado que me viene de mis abuelos y que en mí está vivo:

!Sagrado Corazón de Jesús, en voz confío”…. y musito: “yo quiero ser como tú…”