Desnudez y Palabra. Claves para el ministerio hoy

Por los caminos y moradas de Teresa… hace décadas que en el tiempo vacacional puedo dedicar una semana para retiro espiritual en el contexto de la casa de ejercicios de Santa Teresa en la carretera de Burgohondo, en Ávila, frente al soto. Siempre en la última semana de Agosto, fuera de periodo escolar, lo que permite hacerlo con toda la paz del mundo, y además porque lo organizan desde la asociación del Prado y me gusta su metodología del“estudio del Evangelio”.

Este año lo ha acompañado José Julio Rodríguez, sacerdote de Ourense, que es asistente con el equipo internacional del Prado en Lyón. Fiel a su carisma, nos ha presentado el esquema de un laborioso estudio del Evangelio sobre el ministerio sacerdotal, a partir de las cartas de Pablo a Timoteo.

La gracia del estudio del evangelio supone la desnudez ante la Palabra de Dios. Buscan con un cuidado exquisito dejar a la Palabra ser ella misma y decirse en su totalidad, sin aditamentos, olvidarse de uno mismo para no obstaculizarla y acogerla tal como ella quiera presentarse en su desnudez total. Y desde, la pobreza de un decir muy esquemático pero muy rico en la conexión de los textos bíblicos, respondiendo a lo que podemos preguntarnos, nos ayudan a desnudarnos de nosotros mismos ante la Palabra, a acogerla y dejar que entre en nosotros para hacerse carne entrañablemente, en lo que tiene de sanación, iluminación, corrección, interpelación, ánimo, alegría, fuerza, gracias y salvación.

Siempre ayudándonos a situarnos como llamados y elegidos, desde nuestro bautismo y, singularmente, en nuestro ser ministerial. Allí nos encontramos sacerdotes de muchas diócesis españolas, algunos repetimos y nos reconocemos ya como hermanos en la oración y ante la palabra, aunque cada uno pertenecemos a nuestros propios presbiterios, pero lo tomamos como un camino a la fuente donde consideramos que se nos da un agua pura que mana y corre, trayendo vida, aunque pueda ser de noche tanto en la historia como en la iglesia. Nos convoca la sed de beber en Aquél que nos ha llamado, y a quien tenemos que volver para más conocerlo y amarlo, para que nos siga haciendo a su manera y nos renueve en el don y en la tarea, para que nos reavive, aunque sea de noche.

Curas de ejercicios espirituales en Ávila

Así ha sido este año, José Julio ha sido un buen obrero de la mies del Señor y nos ha dado lo que el Espíritu le ha descubierto a él, desnudo ante la Palabra y aceptándola en toda su desnudez y profundidad. Con su ayuda discreta, la Palabra ha resonado en nuestro interior y nos ha abierto a claves del ministerio que Pablo le recuerda y anima a revivir ministerialmente a Timoteo: “Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de –cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.”

Allí hemos digerido esa Palabra dulce y amarga, a la vez, que cura y sana para hacernos más auténticos por la gracia de Dios en este momento eclesial que nos llama a conversión, a lo más original y propio de la Palabra de Vida. Comparto luces y llamadas de este tesoro recibido, decálogo sencillo de claves ministeriales en la desnudez de la Palabra:

  • El ministerio sacerdotal sólo se entiende en el misterio de la gracia y está marcado, tanto en su origen como en su misión, en la gratuidad del Dios que da el don y la tarea. Nada hay de auténtico en el ministerio que no sea Gracia divina.
  • Ministerialmente hemos sido injertados en Cristo para tener sus mismos sentimientos. En nuestra fragilidad hemos recibido el don de poder seguirlo y participar en su misión siendo don para los otros.
  • El verdadero camino abierto para el ser ministerial está llamado al proceso de la radicalización evangélica, o se camina por él o no llegaremos a ser reflejo de Jesucristo. Hoy la llamada profética en el ministerio se hace urgente.
  • El ministerio no habla de sí, es testigo del Otro, la contemplación de Jesucristo, para dejarse hacer por él, es la clave para poder ser su testigo verdadero, y poder llegar a los humildes y sencillos, aun en la contradicción y el rechazo.
  • La esencia del quehacer ministerial está en dejarse habitar por la Palabraque se da, con autoridad, haciéndose acontecimiento y acción creadora en medio de la historia. Las Palabra sigue cumpliéndose y el ministerio la proclama y la señala, sin poseerla.
  • Instruir y enseñar es el meollo de la misión, hacerlo en contextos difíciles y en medio de la vieja cristiandad es todo un reto. Sólo quien se deja enseñar e instruir diariamente por el Maestro podrá hacerlo para los hermanos, el estudio del evangelio, el conocimiento de Jesucristo es el instrumento para mantenerse vivo en la misión hoy.
  • El sacerdote ha de ser un hombre de fe y ha de velar por su pureza frente a ideologías y doctrinas. Hoy creer es de locos, nos hemos de abrir a la difícil asignatura de hacer gozosa y atractiva la kénosis de la fe. Ahí está la única autoridad del ministerio.
  • El único mandato para el ejercicio del ministerio es la caridad, amar como él nos ha amado, como el Padre lo ama a él. La fe y la caridad van juntos y el evangelio es un derecho de los pobres, que son los que han de recibirlo con preferencia como verdadero signo del Reino de Dios.
  • La respiración y supervivencia en el ministerio no viene de la propia resistencia y poder, sino de la comunión y fraternidad en la única misión, en el mismo don y con la misma gracia. El presbiterio solo es fecundo en la familiaridad y el camino apostólico compartido. Sin comunidad no hay ministerio, hoy estamos llamados a cuidar y cuidarnos en el presbiterio.
  • Y hay un camino que no podemos abandonar para la verdad ministerial, sólo la oración nos evita ser desalmados, ahí él viene a habitar en nuestros corazones y nos renueva en el don y en la gracia de la llamada y la misión. Oración que acaba siendo de intercesión por aquellos para los que hemos de ser pan comido.

Bendito sea Dios, que nos enriquece con estos alimentos y riquezas del Espíritu. Una vez más “el estudio del evangelio” sirve al ministerio.