Ética y estética: Una rama seca e iluminada (Ecología integral)

Yovani Boza expone su pintura nacida en la fecundidad de una pandemia que nos ha llevado a la nueva contemplación del ser, atendiendo a categorías fundamentales de la unidad, verdad, bondad a través de la belleza de lo diario y de lo cotidiano, en aquello que aparentemente no cuenta pero ilumina la vida.

Se puede “contemplar y disfrutar”en el Ateneo de Mairena del Aljarafe (Sevilla) hasta el 27 de Octubre

La rama seca y la pandemia

(Exposición de pintura: “Semillas. Luz y surco” de Yovani Boza Moreno)

Todo está interconectado y se recrea en la mirada de lo trascendente

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“Unum (unidad), verum (verdad), bonum (bondad)”, así hablaban los clásicos aristotélicos del ser. Alguno consideró que faltaba lo bello (pulchrum), porque el bien y la belleza son indivisibles, la estética y la ética. Así me siento yo ante la exposición que en estos días está abierta en el Ateneo de Mairena del Aljarafe (hasta el 27 de Octubre), obras del joven autor Yovani Boza Moreno, nacido en Oliva de la Frontera en 1987 e investigador en la facultad de Bellas Artes de Sevilla. En el decir de expertos en estas obras el autor nos “empuja hacia el abismo creador de los espacios sugerentes y formas imaginarias desde el fiel reflejo de la naturaleza a través de sus “manos mágicas” (Sanchez-Tirado).  Partiendo de una rama seca de higuera nos introduce en la contemplación del ser y la vida de un modo original y creativo, respetando absolutamente al sujeto que se sitúa frente a la obra (objectum) para que se recree ante ella y pueda adentrarse en lo natural de la propia existencia personal, natural y cósmica de todo lo creado. Estamos ante una exposición unitaria de estudio artístico que presenta el ser desde la clave de la inclusión frente al descarte por el camino de la belleza trascendente que se revela en lo seco, la poda, los brotes verdes, la hierba en el cemento, el fracaso del injerto, la grandeza de la pequeña bellota, la dehesa y lo que la sostiene, el réquiem y el nacimiento, la semilla y la luz, la germinación de lo apenas sembrado, el surco abierto, el enraizamiento, y todo ello desde la actitud del discípulo y del peregrino que va contemplando y aprendiendo según piensa, siente y actúa. Así lo muestra en lo que expone.

Volver a la profundo de la realidad en la armonía

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Impresiona cómo puede enraizarse la obra de un autor en un contexto de debilidad pandémica para encontrar en la contemplación, en el resorte de la nueva mirada, la profundidad del momento, de lo poco y de todo lo que aparentemente, en una sociedad del mérito y del mercado, puede considerarse descartable y desechable. Ni que decir tiene que aquí tenemos la muestra de la fecundidad de la debilidad pandémica en la resurrección de una mirada tan nueva como creativa ante la realidad de lo diario que hace descubrir la rutina habitada por la unidad del todo. Esta es la primera afirmación que el autor hace dándonos en belleza, color, armonía, contraste, la mirada de la realidad que se trasciende y grita en el valor de lo que es único aun siendo nada o muy poco. Es en esa realidad no contable donde descubrimos que todo está interconectado e interrelacionado, que somos tierra, luz, semilla, planta, injerto, fruto, fracaso, muerte y vida. Ahí está el “unum”. La mirada afectada e implicada con lo débil que hace que sintamos el valor de lo trascendente y de lo absoluto. Sin duda el autor se dice radicalmente en estas obras y en estos apuntes.  Él es lo que hace (obra)y se va dejando hacer por aquello que crea (sujeto), entregándose a la verdad de lo real.

La verdad se desnuda en lo que no cuenta

La verdad de su arte está en la no manipulación de lo real, en la aceptación profunda de lo que revela la pequeñez de lo absoluto en formas de lo más relativo y aparente inutilidad, parece el credo fundante de la pandemia, el “verum”.

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a290b237-e388-4e5a-9c87-d08b24dc1540 Jose Moreno

Las pinturas en su proceso y paso van abriéndonos a una verdad más sentida que teorizada, lo inútil ha sido elegido para fundamentar la grandeza de lo natural en la armonía del todo. Lo pequeño y caído, lo seco e injertado, lo fracasado y lo naciente, forma parte de un todo que es proyecto y sólo se entiende en el marco de un proceso de sentido que va mucho más allá de lo que parece perdido y acabado. Todo momento, todo detalle, iluminado u oscuro, habla de deseo de totalidad y de horizonte de sentido. La verdad está en el amor de la mirada que te descubre de un modo nuevo lo que ha sido descartado y desechable, porque el amor lo funde y lo hace todo nuevo, en un horizonte de esperanza armónico. Ahí se redescubre la hierba, la hoja de higuera, la rama, el hijo, la bellota, la semilla, la raíz, el color y la luz de cada uno de ellos, como acto de fe del artista que se deja seducir por una verdad que le fundamenta y le interpreta su propio ser y su propio amor y delicadeza.

La bondad se revela en el proceso de la mirada amante

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El amor está de fondo de esta exposición, “bonum”. La mirada de cada detalle expuesto hace que vayas sintiendo el deseo de mirar de un modo nuevo lo que te acontece, lo que te rodea, lo que te relacionas, lo que haces cada día. Deseas volver la mirada sobre ti mismo, al paseo de cada día, a las manos de tu ser querido, a la planta que está en la acera, en el adoquín de tu umbral, el árbol que cayó la última ventolera, la huerta de tus abuelos en el pueblo. Quieres volver a mirar todo, porque necesitas recuperar y revivir lo que no has amado. La ausencia dolorosa y sacramental de todos los que se han ido de este modo tan oculto y silencioso, como si no hubiera habido amor para despedirlos. Y a la vez la belleza de todos esos detalles que no han dejado de explotar en primaveras llenas de flores y frutos, aunque nadie las mirara, ni las recreara. Yovani no se ha perdido nada de esta realidad sufriente y esperanzada, tan sola y triste como solidaria.

Sólo la ternura de la belleza salva: el arte de amar

Y así, de este modo, tan pulcro se abre la puerta de la belleza unificada, verdadera, buena en esta exposición de este olivero que en maridaje con Sevilla y la facultad de bellas artes, está uniendo tierras, pueblos y dando un fruto que seguro que va a permanecer. En su juventud nos presenta una mirada tan delicada, como llena de ternura, se desnuda y se confiesa uno con la naturaleza, verdadero en su crear belleza como eco de lo natural amado, y bueno en la aceptación lo cósmico y lo humano, el arte de amar se hace exposición en obras de acrílico sobre cartón y apuntes de técnica de nogalina, sin trampa y con cartón. No se puede decir más con menos, la debilidad amada es nuestra fortaleza. Para hablar del ser los clásicos miraban a Dios y entendían todo como reflejo de lo divino, acérquense a esta exposición y verán un reflejo claro de lo divino en lo que muchos consideraron inútil y lo descartaron. Yovani cree en la vida y en el ser, se ha dejado seducir por lo uno, lo verdadero, lo bueno y su obra es bella y real, tanto como imaginaria y creativa. Modos de decir nuevo para un tiempo nuevo, postpandémico también en el arte.

José Moreno Losada.