EL PODER DE LA ESCUCHA

Desde la Parroquia de Guadalupe (Badajoz)

Esta semana, el salón de actos de la parroquia de Guadalupe (Badajoz), en las traseras del instituto bioclimático, ha acogido un acto significativo de vida y realidad del Centro Escucha San Camilo-Guadalupe. Este centro, que lleva más de dos años en funcionamiento, fue una idea que comenzamos a gestar hace más de cinco años entre unos cuantos profesionales tocados por este deseo de establecer un servicio de escucha sanante y gratuita en nuestra ciudad.

Experiencias de vida y escucha

Finalmente, hemos saboreado la vida y acariciado la carne del centro. Tras la presentación de lo que es, de la mano del coordinador del proyecto, y las nostalgias en que habita, han descubierto su experiencia vivida, personas que han escuchado y otras que se han sentido escuchadas. Las palabras se han quedado cortas y, con los sentimientos en vilo, hemos sido testigos del verdadero sentido de la escucha, en la doble dirección del escuchante y del escuchado.

Yo, que también he puesto mi palabra, mis oídos y, sobre todo, mi corazón en alguna página de esta bonita historia, me alegro de saberme uno más en este equipo. Valen la pena cada segundo de espera, cada desvelo habitado, todo el proceso de formación y gestación de esta empresa gratuita… ¡y tanto que valen! Me siento afortunado al saberme un escucha más en la intemperie de este proyecto tan humano y tan evangelizador.

Pero hoy me aferro a la escucha, me hago oración silente, eco, y dejo que sea el director del Centro-Escucha, Enrique Delgado, quien ponga su voz a este milagro que sabe de humanismo, de entrega callada, de servicio gratuito prestado a fondo –nunca– perdido:

Un curso más (Enrique Delgado, director del centro)

“Desde el Centro de Escucha San Camilo-Guadalupe de Badajoz apostamos, un curso más, por seguir trabajando en la humanización de la vida de las personas, de los espacios de convivencia, de las relaciones entre familiares, amigos, etc.
Sabemos que nuestra tarea no es fácil y que los frutos terminarán llegando con el tiempo y no siempre de manera tan inmediata como nos gustaría. Nuestra misión, que es ofrecer un espacio de acogida y apertura a la realidad cargada de sufrimiento de las personas ayudadas es considerada, para todos los voluntarios “escuchas”, un verdadero regalo, un motivo de agradecimiento. Es una enorme suerte poder acompañar y ser testigos de los procesos vividos por quienes piden ayuda tratando de remontar el dolor por la pérdida de un ser querido, la soledad, la falta de sentido…

Los voluntarios “escuchas” brindan, ante esa realidad de sufrimiento, un espacio de respeto y confianza en el que la persona se sienta libre y capaz de contar lo que le pasa, lo que le preocupa y afecta.

Como somos conscientes que depositar la confianza en otro ser humano y poder así expresar el dolor, la pena, la rabia o la angustia no es nada fácil, cuidamos al máximo que se genere un clima de verdadero respeto y confianza entre los voluntarios y las personas escuchadas, sensibles al esfuerzo que hacen, quienes acuden al Centro, por abrirse y dejar al descubierto su lado más frágil y vulnerable.

Venimos trabajando desde septiembre de 2014 y en este último curso se han atendido 19 personas. Los motivos por los cuales han llamado al Centro de Escucha han sido muy variados: problemas en la convivencia familiar, pérdidas de un ser querido, la vivencia de la propia enfermedad o de un familiar, sentimientos de soledad, etc. Estas personas, que nos han conocido a través de diferentes medios: la prensa, radio, parroquias, servicios sociales, recomendaciones de otros usuarios, etc., dieron un primer paso al llamar al teléfono del Centro de Escucha (673311798) y solicitar un primer encuentro con uno de los voluntarios “escuchas”. Los encuentros se llevaron a cabo en las instalaciones del Centro de Escucha, situado en la Avenida José María Alcaraz y Alenda, nº 40-Local.

De estas 19 personas atendidas, algunas han necesitado una única sesión, otras cinco, otras 12 y otras 20 sesiones, que es el número máximo de sesiones que está estipulado.

En cada uno de los casos, algunos con más continuidad en el tiempo, otros con menos, lo importante ha sido ofrecer apoyo emocional y orientación. No ofrecemos recetas mágicas, ni damos consejos, ni decimos lo que se debe hacer. Nuestro estilo de trabajo, fundamentado en el Counselling que engloba una serie de actitudes y habilidades de comunicación específicas, trata de ayudar a que la persona que atraviesa por un momento duro de su vida, descubra y emplee sus propios recursos, y aquellos otros que estén a su alcance, para afrontar por ella misma su situación problemática.

La valoración generalizada por parte de voluntarios y escuchados ha sido positiva hasta ahora. El trabajo intenso ha contribuido a que quienes acudían a nosotros se sintieran más capaces de afrontar las situaciones problemáticas vividas y así nos lo han reconocido y agradecido.

En definitiva, desde el Centro de Escucha nos esforzamos por la recuperación de la persona y la promoción de todo su potencial. Esta es la responsabilidad que hemos asumido y que creemos vale la pena pues en ello va la salud y recuperación de las personas”.