Adiós y gracias, cuídense mucho
Me informan desde la dirección de la revista que cierran, de modo que ya no podré comunicarme por este foro, tal como he hecho –con menor o mayor frecuencia según las épocas y los estados de ánimo- en los últimos 13 años (la primera aportación a este blog está fechada en julio de 2009).
Nunca he sabido si lo que escribía lo leía alguien, fuera de las contadas personas que escribían algún comentario. A lo largo de 274 entradas, he intentado transmitir lo que vivía en mi devenir vital. Experiencias –muchas de ellas relacionadas con la medicina, mi profesión-, sentimientos, ideas, reflexiones. Recuerdo toda la última época de la Covid-19, con todo el sufrimiento que ha conllevado. También la presencia habitual de monseñor Romero en el mes de marzo.
Imagino que he proyectado en mis líneas los estados de ánimo de cada momento, que por desgracia en este país y en este mundo han conocido muchos instantes y motivos para el desánimo. Aun siendo consciente de ello, creo haber intentado siempre transmitir la convicción de que, como cristiano, no creía en la muerte sin resurrección. No ya en la muerte física final, sino en las más cotidianas de cada día, de la ilusión y a veces de la esperanza. Así es: como cristiano, no creo en la muerte sin resurrección, aun cuando ignoro cómo pueda ser o en qué pueda consistir. Tengo mi esperanza puesta en el Dios de Jesús, e intento cada día acogerme a su misericordia, a pesar de todas las dificultades y todas mis faltas.
Ahora que este recorrido concluye, me pregunto si habrá sido de utilidad. Quizás intente encontrar otro foro en el que escribir, todavía no lo he pensado. Quisiera contribuir con mis líneas, aunque fuese un poco, a mantener la esperanza y la fe en nuestro país y nuestro mundo, en un momento para los dos tan lleno de dificultades.
Gracias de corazón a todos los que han leído las entradas del blog. Me despido deseándoles Feliz Navidad, con un abrazo y rogándoles que se cuiden mucho, nos necesitamos unos a otros en nuestro caminar, diría que cada vez más conforme vamos cumpliendo años.
Tal como reza la bendición judía, “que Dios les guíe y les bendiga, que su rostro brille en su corazón y lo ilumine”.
Por supuesto que tus reflexiones, siempre sinceras y acertadas, nos han servido , creo que a muchos, para profundizar en las cuestiones que tratabas, pero, a menudo, somos remisos en comunicarnos.
Ojala encuentres otro blog que te acoja y podamos seguir reflexionando juntos.
Gracias, gracias.
Isabel