La calderilla sube al cielo
Cuando hablamos de “calderilla”, solemos hacerlo con cierto desprecio, como algo que no vale mucho. Son las cenicientas del dinero. Si uno se encuentra en la calle una moneda de un Euro o algún billete de los mismos, se agacha, aunque tenga que hacer esfuerzo, para recogerlo. Y lo hace con gozo. Pero si en su lugar es una moneda de uno o dos céntimos, la mayoría de las personas no consideraría que valdría la pena agacharse para tomarlo; y con una mirada despectiva seguiría adelante. Esta es una realidad que casi todos hemos experimentado. Nadie se iría, tampoco, de compras, solamente con calderilla. ¡Qué podría adquirir! Total, que la calderilla no goza de mucho aprecio. Y, sin embargo, el título de estas letras, dice: ”la calderilla sube al cielo”. A modo de ejercicio de relajación, incorporo un pequeño cuento jocoso, que me enviaron hace unos días por e-mail. Es posible que algunos lo conozcan. Y aunque tenga un sentido jocoso, no deja de ser una verdad como un templo.
“Cuentan que un día se mueren todos los billetes y se van al cielo. San Pedro los recibe y piden permiso para entrar, pero les dice que ninguno de ellos puede hacerlo.
– ¡No fastidies! ¿Pero cómo que no? -dice el billete de 500 €uros. Yo soy poderoso y tengo las puertas abiertas en todas partes me quieren. Igual yo -dice el billete de 100 €uros. Todos me quieren tener, ¿por qué no podemos entrar? Y yo también, dice el de 20 €uros.
– No insistan -dice San Pedro, no pueden entrar al cielo, mmmm…. tal vez el de 5 €uros pueda hacerlo…..
En eso se oye un raro ruido, son todas las moneditas de 0.10, 0.20 y 0.50 céntimos que también habían muerto…
– Pasen, pasen -les dice San Pedro- Las puertas del cielo están abiertas para ustedes.
Los billetes se ponen muy enojados y reclaman, -¿por qué razón ellas, que valen menos, sí pueden entrar, y nosotros no?
San Pedro les responde: ¡¡¡ Porque ellas sí van a la iglesia los domingos !!!”.
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Sin comentario. A veces, la calderilla es “el óbolo de la viuda pobre del Evangelio”; otras veces puede ser la falta de generosidad de los pudientes. A buen entendedor, pocas palabras…
Luis González-Carvajal explica que la razón de ser de sus dos últimos libros: “El Padrenuestro explicado con sencillez” y “La fuerza del amor inteligente. Un comentario a la encíclica “Caritas in veritate”, de Benedicto XVI” es, principalmente, poner en CALDERILLA un texto dirigido a familiarizados con la doctrina social, en cuanto a la encíclica, e introducirnos más hondo, en el rezadísimo Padrenuestro.
En este sentido, la palabra calderilla sube de categoría al acercar los textos y quitarles complejidad para asimilarlos mejor.
La “humilde calderilla” no tiene la culpa de tener menos valor adquisitivo. Es como la han hecho, y cumple con su cometido. No es “como la farsa monea que de mano en mano va, y ninguno se la quea”, que dice la copla.
Luis usa el término para indicar que algo es más “asequible”. Y es un buen acierto, como suele ser todo lo de González-Carvajal. Veo Susana que eres una buena lectora suya. Tienes buen gusto.
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Thank you great effort! u done good job
I have always had a fondness, an admiration, and a love for “clowns.” And the truth is that I don’t know where that circus streak comes from. Perhaps.