Corazones en red

(Tenía este post escrito, y dispuesto a ponerlo en órbita, cuando me doy cuenta que alguien (Areópago) se ha adelantado en tratar el tema. No importa, ya que cada no tiene su modo de enfocar las cosas y de decirlas. Por eso no lo echo a la papelera, sino que lo lanzo al blog)

La frase “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”, es conocida y tiene por autor a un famoso torero, Rafael “El Gallo”. A mí me sirve de latiguillo para comenzar este breve post; aunque podía haber dicho, sencillamente: que hay cosas que no son posibles.

Me estoy refiriendo a la pretensión de algún grupo (de cierta importancia) que pretende pertenecer a la Iglesia católica, pero sin aceptar, en absoluto, el último Concilio Vaticano II, en el que la Iglesia se definió, y marcó el camino a seguir en los Sacramentos, en la moral, en la dogmática, y en las costumbres. Si estos señores (seglares, sacerdotes y obispos) admiten el Concilio de Trento, e incluso el Vaticano I, ¿cómo se permiten no aceptar el Vaticano II? Volvemos a los fundamentalismos, tan perniciosos, y creerse más y mejor que todo un concilio. Me refiero a la llamada “Fraternidad San Pio X“, que reúne a los seguidores del Arzobispo francés Marcel Lefebvre, que ordenó en 1988 a cuatro obispos sin permiso papal y que falleció excomulgado. Bernard Fellay, es actualmente el líder de la Fraternidad San Pío X que reúne a los seguidores del Arzobispo francés Marcel Lefebvre. Hace poco afirmó en una entrevista, que:”su organización “no tiene la intención” de aceptar el Concilio Vaticano II”.

Lo afirmado por Fellay, uno de los cuatro obispos de la “fraternidad” a quien el Papa Benedicto XVI levantó la excomunión en enero de 2009, en un intento de recuperarlo eclesialmente, se enmarca en la reunión que sostendrá con el Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, Cardenal William Levada.

 Pero lo malo no es sólo esto. Lo peor es que esa misma iglesia oficial a la que no aceptan, pero dicen pertenecer a ella (verdadera contradicción), es demasiado consentidora con sus desviaciones. Comprendo que tratan de reincorporarlos a la ortodoxia, a base de concesiones y miramientos. Pero ya es muy larga esta cerrazón.

Por otra parte, hay otros grupos o personas que aceptan plenamente el Concilio, y que desearían que se pudiese llevar adelante en su integridad, y no se atienden; antes bien, la involución creciente desde hace unos años, hace cada vez más difícil la plena aplicación.

Total, que parece ser realidad lo que el torero decía:”lo que no pué ser, no pué ser, y además es imposible”. Ojalá que llegue pronto el momento en que la “primavera de la Iglesia”, alumbrada en el Concilio, vaya floreciendo en frutos.

 Félix González

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