Domingo XX del tiempo ordinario

(19 de agosto de 2012)

Por tercer domingo consecutivo, Jesús, a través del Evangelio del día, vuelve a hablar de ese “Pan de Vida” que es Él: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”, que es alimento que da vigor y fuerza al alma:”Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”.

Pero aquellos que le escuchan no entienden o no quieren entender. A ellos les importa el pan material, y si es posible comerlo de balde, como en la multiplicación de los panes y los peces, mucho mejor. Son materialistas  La vida del espíritu pasa a un segundo plano. Por eso discuten entre ellos: ¿Cómo puede darnos a comer su carne? Y Jesús, que oye sus discusiones, les dice:”Os aseguro que si no coméis mi carne y bebéis mi sangre, no tenéis vida en vosotros. El mensaje de Jesús es ser dador de Vida.

Habría que recordarles estas palabras, a tantos que se consideran cristianos, pero pasan olímpicamente del sacramento de la Eucaristía.

Cuando comemos el pan material, lo incorporamos a nuestro cuerpo; se convierte en sangre y carne de nuestro cuerpo. Pero cuando comemos el Pan del Cielo, la Eucaristía, ocurre el efecto contrario; somos nosotros los que nos vamos incorporando a Cristo. Es un proceso de cristificación: “El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí, y yo en él”.

La Eucaristía es gratis, pero tiene sus exigencias. Exigencias en el antes y en el después de su celebración.

El “antes”, supone estar en comunión con los demás, que el amor no está herido. Por eso dice Jesús: “si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda” (Mt.5, 23-24).

El “después”, supone compartir con el hermano necesitado: pan, cariño, compañía, respeto…

Solamente así tiene sentido la Eucaristía, y sólo así es Pan de Vida para el que la celebra; de lo contrario puede ser un mero rito que no traspasa los muros del templo, que no influye en la vida, ni alimenta.

Félix González

Nota: Si se recomienda que la Homilía de la Eucaristía no sea excesivamente larga, en este tiempo de verano podría ser aún más breve.

 

One Response to “Domingo XX del tiempo ordinario”

  1. I have to admit, I was a little bit nervous about a book even fiction that treats science as a religion. One of the favorite accusations levelled at non religious people who follow a science based worldview is that they have simply swapped one religion for
    another. But science, done properly, has nothing to do with belief.

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