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(Día 15 de Agosto)

Hoy es una de las fiestas de la Virgen más populares: su subida al cielo. No sabemos cuándo murió María, pero seguramente vivió esperando el momento de unirse a su hijo en el cielo. Sabemos que Juan, el más joven de los apóstoles fue quien se encargó de ella, ya que quedaba sola, después de la muerte de San José y la muerte de Jesús. Seguramente, María fue un gran apoyo para todos los apóstoles en los primeros días del comienzo de la Iglesia.

Y cuando el Señor dispuso, cumplida ya su misión, se la llevo al cielo, donde intercede por nosotros, y sigue ejerciendo su labor de Madre.

Hoy el Evangelio nos ha narrado la visita que hizo a su prima santa Isabel, para ayudarla con motivo del nacimiento de Juan Bautista. Destaca su espíritu de servicio. En ese encuentro, y ante el saludo de Isabel, que la recibe con las palabras:”bendita tú eres entre todas las mujeres”, ella, llena de humildad y de agradecimiento a Dios, cita las palabras de ese himno que llamamos el “magnífica”, en el que reconoce que toda su grandeza se la debe a Dios, que ha hecho maravillas. Y se declara su esclava, su servidora.

Dice: “todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el poderoso ha hecho obras grande en mí”. Y es verdad, Así la llamamos desde lo más profundo de nuestro corazón: la Bienaventurada Virgen María.

Hoy es un día grande para todos los creyentes, y para todos los que amamos a la Virgen María. Un día de acción de gracias a Dios por las maravillas que ha obrado en ella, y de las que nos beneficiamos nosotros, sus hijos.

Y además, es bueno que nos acordemos de pedirle por este mundo, por el que murió su Hijo Jesús; un mundo  que tanto lo necesita. Por eso la llamamos en la oración de la Salve:”abogada nuestra”.

Algunos piensan que la devoción a la Virgen puede restar nuestro amor a Jesús, su hijo. Idea tan equivocada. En su vida mortal, ella nunca trató de quitarle protagonismo a su hijo. Su vida se desarrolló en el silencio, la prudencia y el saber estar en segundo plano. Recordemos aquellas palabras suyas, en las bodas de Caná:”Haced lo que Él os diga”. Nadie supo que ella fue la causante del primer milagro de Jesús.

En esta fiesta arraiguemos aún más nuestra devoción, nuestro amor a María. Ella nos ayudará a amar más a Jesús, y nos conducirá hasta él.

Y como anécdota simpática os diré que en un pueblecito de la provincia de Teruel, a la Virgen de la Asunción, la llaman la “Virgen de la cama”. Porque llevan en procesión una imagen de la Virgen dormida, y el pueblo recibe como regalo un ramito de albahaca. Porque dice la tradición que la Virgen no murió, sino que se durmió, y los ángeles la levaron dormida al cielo. Naturalmente es una tradición muy hermosa, pero poco real.

Félix González

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