Corazones en red

Yo los llamaría los “ramos milagrosos”. ¿Por qué? Sencilla y llanamente, porque hacen el milagro de reunir en las iglesias un numero de gente desacostumbrado; gente que acude, como se suele decir, “de Pascuas a Ramos”.

¿Qué atractivo tienen esos humildes ramitos de olivo, que atraen a tanta gente?  Yo trato de descubrirlo, y encuentro dos razones para explicar este fenómeno. 

Primero, porque los ramos, su bendición, su pequeña procesión, el conservarlos después en la casa como signo de protección, etc, tienen algo de “distinto”, de atractivo , de costumbre inveterada… ¿de magia?.

En segundo lugar, hay una tradición muy extendida de que el domingo de Ramos debemos estrenar algo. (“Al que no estrena el domingo de ramos, se le cortan las manos”). Y muchos siguen esa tradición: un traje, un vestido, una corbata, un… Y a la gente le gusta ir a lucir sus estrenos. Y uno de los lugares donde mejor se pueden lucir es donde la gente se reúne, y se hace fiesta.

Pero me temo que hay un número no escaso que no sabe a qué se de be todo ese tito de la procesión de ramos.

Tiene también ese domingo (ramos incluidos) la virtud de ser la puerta de la Semana Santa, que es, en unos lugares más que en otros, una fiesta callejera. Esos días, esa semana, gran parte de la gente, vive en la calle. No importa que se hayan visto y disfrutado las imágenes de la Pasión, mil veces; no importa que se haya sufrido la espera de pie, apretujado por todos los lados, para ver pasar a los “penitentes” con sus capirotes de nazarenos, o a las bandas de música, al son ensordecedor de los tambores y cornetas. Hay que volverlo a ver, a poder ser, todo.

Quiero pensar que algunas gentes lo hacen por “devoción” (cada vez menos. Y la gente joven, en absoluto). Para la gran masa, es la fiesta. Con algún tinte distinto, pero con la misma motivación íntima de los carnavales o la feria. El pueblo necesita fiesta, porque la vida cotidiana es muy aburrida y cansina. Hay que romper la rutina de todos los días. Y los ramitos de olivo, del domingo, dan paso a una de las fiestas más grandes y más largas.

                                                                               Félix González

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