Corazones en red

Dentro de pocos días volveremos a estar inmersos en nuevas elecciones. La nueva campaña, ya empezada, se encarga de recordárnoslo. Los partidos se multiplican en sus mítines, la television nos bombardea hasta la saciedad, las mentiras van creciendo en la medida que se avanza hacia la fecha del escrutinio.

Todo ello, o una parte de todas esas cosas, se consideran como necesarias para un buen resultado electoral. Cuanto más se insista, más participación se espera alcanzar.

Pero hay algo que desentona en esas campañas en general, y en esta, en particular: el mal tono, el insulto grosero, la falta de respeto hacia los demás, la mentira consciente, y otras muchas lindezas, que hacen que lo que debería ser interesante y bueno para una sana información de los partidos y sus propuestas, se convierta en algo que acaba por no interesar por zafio y de muy mal gusto.

No se dan cuenta los líderes mitineros de que el lenguaje soez o de mal gusto, no les hace ningún favor. ¿Cómo se puede fiar uno de personas que no saben comportarse publica y socialmente?

Se dice que en tiempos de elecciones “todo vale”. Mentira, mentira mentira. No todo vale. Y el que crea que sí, se descalifica por sí mismo.

Si usted, señor lider, es un mal educado o miente, quédese con su programa; a mí no me interesa. ¿Quién sabe si no volverá a tratar de engañarme nuevamente, si sale elegido?

Los partidos nuevos, llegan con una gran fuerza, queriéndose comer el mundo, o, al menos, queriéndose llevar todos los votos. Es la fuerza del adolescente, con mucho entusiasmo, poco rigor, y mucha inexperiencia.

Y los partidos de siempre, los que han luchado tantas veces por gobernar o por formar una fuerte oposición, llegan con las alforjas repletas de errores, de desaciertos y de poco aprecio por parte de los ciudadanos.

Veremos qué nos depara la lucha partidista. Y, mientras tanto, armémonos de paciencia. Todo sea por la democracia.

Félix González

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