La madre de Alberto y la oración de petición…

“Alberto y la oración de petición”

En estos días estoy leyendo dos artículos sobre la oración de petición en la revista de Selecciones de Teología. Uno de ellos -más antiguo- de Torres Queiruga, el cual, con su mirada de la racionalidad ilustrada y su diálogo con la misma, se deja interpelar en esta cuestión y lanza la exigencia de entregar la oración de petición por ser contradictoria  con la bondad absoluta del Padre -que sabe lo que necesitamos antes de pedírselo y que no necesita de nuestro recuerdo para hacernos el bien-; el otro es respuesta cálida de Martín Velasco haciendo apología  de la oración de petición desde la consideración de la creaturidad ante el absoluto y la expresión de la necesidad de ese fundamento articulada en la oración confiada y familiar.

En medio de estas lecturas teológicas y vivas de pensadores amigos en la búsqueda de la verdad  y la iluminación del hombre de hoy, a los que admiro por el alimento que nos proporcionan y la riqueza de su actualización y oportunidad de pensamiento, vivo una experiencia que se hace cercana y que me interroga profundamente.
El sábado por la tarde, en la víspera del domingo que celebrábamos la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes de la Eucaristía se acercó una mujer con los ojos brillando de dolor y con lágrimas pero con una mirada limpia y serena, que me transmitía paz… Me cuenta que viene a la Eucaristía porque  pertenece a la parroquia y suele venir los domingos y algún día de diario. Ella se ha dado cuenta que en la Eucaristía diaria se ofrece a los  fieles la posibilidad de presentar  sus peticiones personales; ella no suele hacerlo porque le cuesta y lo hace siempre desde su interior. Hoy se acerca a la sacristía, acompañada de su madre, su hija y un hermano, y me presenta su situación, su dolor y su deseo para que lo tenga presente en la Eucaristía: su hijo Alberto. Hace unos diez días, se encontraba mal con una gastroenteritis, tuvieron que llevarlo a urgencias del hospital porque estaba débil. Allí ha sido afectado por un virus intrahospitalario y ahora lleva una semana debatiéndose entre la vida y la muerte en la UCI, con el mayor grado de oxigenación artificial y el deterioro de la situación. Los médicos quieren atacarlo pero no encuentran el modo y el diagnóstico es muy  pesimista.  Ella lo cuenta con calma, con lágrimas, pero dando serenidad e inspirando ternura. No puede no dirigirse a Dios y lo hace con una confianza infinita.

La Eucaristía y la homilía se centran en este hecho: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo…”. Él está  real y verdaderamente con nosotros, está en lo profundo y en el corazón de Alberto en estos momentos y sabemos que no lo va a dejar solo. Le mostramos nuestro deseo desde el límite y la creaturidad, desde la mortalidad y lo débil, porque deseamos y necesitamos al absoluto, porque amamos la vida y la queremos para Alberto.

No sabemos pedirlo bien, pero no podemos no pedirlo; es más, en nuestra propia petición y celebración sentimos al Espíritu que gime con dolores de parto ante la nueva creación que se avecina y que nos hace gritar “¡ABBA, PADRE!”.  Es Dios mismo quien lucha y acompaña a Alberto, ilumina a los médicos, se hace ternura y amor compasivo en su madre, su padre, su hermana, sus abuelos, sus tíos… y nosotros, con nuestra oración de petición, nos unimos  a ese Dios, nos abrimos a su fundamento y su absoluto, con la sed de la criatura que ha sido hecha a su imagen y que no puede no pedirle porque le ama y confía, a la vez que quiere entregarse. La contingencia -hecha sentimiento profundo- se convierte en oración de petición, y la comunidad -hecha Eucaristía en el pan compartido- se pone ante el Padre con la vida de Alberto en las manos y diciendo a voz en grito: “Por Cristo, con Él y en Él…”.

 

 

 

3 Responses to “La madre de Alberto y la oración de petición…”

  1. SE LO DESEAMOS DE TODO CORAZON SU PRONTA MEJORIA .

  2. Ánimo para los familiares de Alberto,hay que agarrarse a la esperanza, a veces suceden cuestiones inexplicables.

    Sé por lo que se pasa en esta situación, la agonía va absorviendo la paciencia, para algunos ver la situación de un familiar en estado crítico es la muerte en vida. Pero en estos casos las personas sacamos fuerzas de no se donde, y nos aferramos a la mínima posibilidad, contradiciendo y maldiciendo los informes médicos, porque a veces suceden cosas ajenas al conocimiento …

    Ánimo y Esperanza para los familiares que estén en esta situación.

    A los enfermos decirles que les esperamos y lucharemos como ellos , con toda nuestra fuerza y junto a toda nuestra familia.

    M.P.tqs

  3. Dios es Trinidad. ¿Cómo va a ser única la forma correcta de orar ante la propia impotencia?

    Dios es Unidad. Está en el lado del que repara y en el lado del que sufre. Nosotros participamos de esa cualidad y eso es el Reino, pero en las situaciones agudas, cuando estamos desvalidos, el dolor lleva a elevar la más alta plegaria y a desplegar la más extensa humildad.
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    Dios es Misterio, pero un misterio de amor. Entrar en su santuario es ir deshojándonos de nuestro ‘pequeño divino concepto’ para ir dejándonos hundir en una intuición de amor que se expresa a través nuestro.
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    ¡Mucha suerte para Alberto!