El ideal del trabajo
Hoy día del trabajo, recordando a san José obrero, me ha tocado estar en casa al cuidado de mi madre. Eso me ha permitido escuchar y ver directamente, en televisión, al Papa Francisco en su audiencia de los Miércoles; nos ha exhortado a la mirada humana y teológica – algo inseparable- de la dignidad del trabajo, de la necesidad de una nueva organización del mismo y de la necesidad de mayor creatividad en orden a buscar nuevas fuentes de trabajo, y un mensaje esencial para que no perdamos la confianza ni la esperanza nunca. Al mismo tiempo recibo nota de un comentario al blog, un post al que están respondiendo los alumnos de cuarto de magisterio de Educación infantil que cursan la asignatura de Pedagogía y Didáctica de la Enseñanza Religiosa Escolar, que imparto. Al leerlo, siento como al fondo de esta oración está el verdadero sentido del trabajo y del estudio, y por eso hoy lo pongo en el candelero para que alumbre a todos los de casa:
Maestro, quiero ser como tú ¡
Ayúdame Señor a cumplir la misión que me has encomendado, ser Maestra como Tú lo has sido.
Tú no enseñaste teoría sino vida, porque tus Palabras estaban cargadas de Amor y paz.
Dame responsabilidad para preparar mis clases a conciencia, sabiendo que más que contenidos, quiero enseñar vida.
Dame sabiduría para aprender a leer el corazón y la mente de mis niños, descubrir sus sueños y sentimientos, para lograr llegar a ellos y regalarles una buena dosis de esperanza y paz.
Dame sensibilidad para comprender sus luchas, los conflictos que enfrentan día a día para brindarles mi apoyo y así no caer en el error de ser una máquina que imprime conocimientos sin sentimientos o tal vez no pagar con ellos mis malos momentos.
Quiero ser su fabricante de sueños, aquella que los motive a hacer realidad todo lo que anhelan alcanzar.
No quiero enseñar por enseñar, no quiero ser maestra porque no hay más en lo que pueda trabajar.
No quiero despertar en ellos temor, solo quiero que confíen en mí y me abran su corazón.
Haz que no olvide que cada uno de ellos es barro blando que toma forma en mis manos. Por lo tanto es mi responsabilidad la obra que haga de ellos. Sé que en los niños que eduque, está la esperanza de un mundo mejor.
Sé que no seré el Maestro de Maestros como tú lo has sido, solo quiero seguir tus pasos, enseñar vida y amor.
Sé que cometeré errores, por eso te pido que me ayudes a ser cada día mejor, para lograr llevar a todos tu mensaje de liberación.
Gracias por llamarme a seguir esta vocación. Gracias por pensar en mí para transformar mentes y corazones, y lograré hacer de éste, un mundo más humano y mejor.
Isabel
Señor, enseñame el camino para poder iluminar con mi sabiduría a mis alumnos. Enséñame a mi, con la tuya para poder llegar a todos mis sueños y con ello poder allanar la senda hacia el saber. Señor dame bondad para poder no discriminar a nadie, tratarlos a todos por igual, sin diferencias.
Señor, dame la capacidad de perdonar, de ser perdonada por todos los errores que pueda cometer en mi vida. Y dame el orgullo que siento de seguir avanzando en el camino que me he trazado y así poder dar a los demás algo de mí.