La calle y el silencio de tus tacones

Madre, calle y pueblo

calleMi calle – Cervantes,17- … me silencio…. niñez, alegría, ausencias, luto, fiesta, rutina, seguridad, miedos, abrazos, risas, llantos, llegadas, partidas, brasero, siesta, hermanos, padre, madre, abuelo, abuela, tíos, primos, vecinos… recuerdos…amor, siempre, amor entrañable.

Más entrañable y profundo que triste, aunque sí nostálgico. Y cierro los ojos… es por la mañana, todavía perezoso en la cama, en la habitación que recibe con cuidado, a través de la persiana, la luz suave que me acaricia y que viene de fuera con frescura y novedad … la casa y la calle silenciosa… pero comienzan a oírse unos sencillos tacones de una pequeña mujer… y me huele a madre que vuelve temprano de la compra… y me da alegría interna escuchar su voz animosa, alegre, cariñosa…saludando a las vecinas y a los que pasan como si de una sola familia se tratara; y siento que ya no estoy solo, que la casa ya está habitada y la calle llena de vida.Baile Con sigilo, como si de clausura se tratara, entra en la habitación y me contempla; yo,  con complicidad y mis ojos entreabiertos, la miro y observo su vestir sencillo, elegante y alegre, y me satisface, me enorgullece. Le hago notar cómo se le oía desde que salió del comercio de la tía Claudia, y me llama exagerado y se ríe. Me anuncia que trae los churros de la plaza de abasto y que vienen calentitos…y comienza a hablarme de la gente que ha visto y saludado, de los que están llegando al pueblo, y de los que le han comentado lo orgullosa que bailó con sus hijos -nosotros-  en la caseta d ela feria. Así me enreda con el pueblo, la gente, la familia, los sucesos, la vida… y no me deja escaparme de esa realidad nuestra, de la que formamos parte, enraizados y firmes para que el viento no se lleve lo sembrado, y el origen nunca quede lejos, aunque sea de noche y estemos en la distancia. familiaY ya siento el olor del café recién hecho y la leche que se rebosa en el cueceleche, porque me gusta caliente, quemando, como a ella, y juntos nos sentamos en la mesa camilla, mesa de altar de la familia,  de los que siempre están  y de los  que llegan, donde reposamos, pensamos, soñamos, sufrimos, acogemos, y esperamos, siempre esperamos, porque nunca podemos perder la esperanza.  Y lo dice ella, sin sentenciarlo, “el Señor nunca nos ha abandonado, y menos cuando más lo necesitábamos, cuando hemos sufrido”, teniendo al fondo la fotografía querida de la virgen de los Dolores, que siempre nos acompaña.

madreY todo esto que lo llevo dentro…hoy lo digo al ver la calle y recordar el sonido y los sentimientos, a la vez que acaricio  sus rodillas  que van anquilosándose, que no permiten  ya el  taconeo de lo sencillo, pero que aún así no le roban la alegría de ser y sentir de todos nosotros, y de seguir queriendo, soñando y viviendo desde la vida entrañable de esa calle, de esos días, de esos nombres, de ese sol, de las canales y de la lluvia… y de esa puerta que aunque cerrada, nos guarda dentro  y nunca nos impide entrar y  salir  en el corazón de los recuerdos, para poder volver a pasar por las entrañas lo entrañable, lo que nunca se  podrá olvidar, porque es la vida misma. geranio En ella nos enraizamos y esperamos, siempre esperamos esperanzados porque aunque los pequeños tacones suenen hoy   silenciosos y lejanos… siempre está el grito de esa pequeña flor de geranio alegre,que ha surgido del tronco viejo enraizado y, donde parecía que había solo muerte y silencio,  en el balcón donde mi madre mira horas y horas, la flor y la luz del día le acompañan y ella no pierde – como nunca la perdió – la esperanza. Y dejo que la emoción me embargue  y me llene de lo que no pasa porque es auténtico.

4 Responses to “La calle y el silencio de tus tacones”

  1. Tu prosa se hace poesía. Gracias por compartir tus más íntimos sentimientos y tus vivencias

  2. Sencillamente hermoso. No cabe duda que la profundidad no está reñida con la sencillez, y que la belleza está en la vida cotidiana

  3. No hay palabras para decir que comprendo sus sentimientos hacia la madre entregada ,al hijo que vela por ella .Estos solo se entienden desde el corazon un gran amor y agradecimiento.Muy hermoso porque para nosotros las madres -madre nuestros hijos siempre son niños y aunque crezcan nuestra ternura y preocupacion siempre esta para ellos,crecen pero anhelamos su llegada cuando vienen,aprovechamos todos los momentos para disfrutar de ellos y a medida que pasa el tiempo,cuando parten a sus destinos mas nos cuesta aunque sea lo que ellos han elegido.La vida es asi y siempre pidiendo al Señor por ellos proteccion que sean personas integras preocupadas por quien lo necesiten que amen mucho.Gracias por su testimonio.Un abrazo.

  4. Lo que no sé diferenciar bien es si los tacones te evocan esos sentimientos tan estupendos de amor filial o eran el reflejo de Paulov por los churros calentitos….