En medio del mundo

“Para ser libres nos libertó Cristo Jesús” (Gálatas,5,1), es la frase bíblica que me sugiere la noche calurosa de verano, contemplando los geranios del balcón, con más luz y color que nunca, y la luna brillante a fuego con sabor todavía sanjoanneo. Tengo sentimiento de libertad interna y profunda, pero además regalada y no conquistada, os lo aseguro. Ha sido un día, como casi  todos los que vivo, de un cura que puede ser considerado distinto, por la parcela que me ha tocado trabajar, pero creo que nada distante y en comunión, o al menos es lo que siento en la libertad que percibo en mi interior. La jornada me ha hecho pasar por momentos plurales y sentimientos también alternativos, y ahora los recojo en la oración de la noche que me completa, en el sentimiento pacífico, gozoso y sereno de la jornada ultimada y entregada en las manos del Padre con agradecimiento profundo.

Gracias Padre por el despertar luminoso y el deseo matutino de querer vivir una jornada  que fuera según tu voluntad. Por poder llegar a la universidad, tras dejar a mi madre durmiendo en tu corazón, y compartir el desayuno en un ambiente de alegría y familia en la facultad ahora en esta época de quietud, y de hacerlo con mi hermano Juan Pablo, al que cada día me unen más aventuras, actividades, trabajos, cursos, pero sobre todo sentimientos, cercanía y fraternidad en lo bueno y en lo malo, en lo valorado y en lo  despreciado, pero siempre mirando a la responsabilidad de lo  que tenemos que dar y porqué hacerlo. Corrección, documentos, llamadas de fuera, encargos para alguna revista, publicación y entrega de actas… conversaciones, compañeros de la universidad, cercanos y lejanos, que quieren saber cuál es mi nueva situación pastoral según van enterándose que no soy delegado de pastoral universitaria, sin saber muy bien qué es cada cosa, ni entender este mundo nuestro tan propio y mistérico, pero sobre todo interesándose por mi persona. Te doy gracias, Señor, porque siempre me sentí querido, pero ahora me veo arropado, acompañado y cuidado por un sinfín de gente que sólo pueden estar ahí porque tú has querido regalármelas en este largo y profundo proceso.
Celebro  tu alegría divina y cómo se hace río de vida en las cosas cotidianas pero también en las festivas y gozosas, tras dejar a mi madre en manos de Milagros – ese ángel divino del que tanto os he hablado- me recogen Félix y su esposa Mamen, señora de la limpieza de la facultad, porque hoy vamos con un grupo de profesores, y otros administrativos,  y los profesores de México  que están con nosotros, al ferial. Nos juntamos los que lo deseamos y queremos para compartir este espacio de fiesta y alegría anual, con motivo del patrón de Badajoz, allí comemos juntos, algunos se echan sus cantes de flamenco, y después como si de jovencillos se tratase nos vamos, invitados, a una caseta del “Quinto Pino”, donde acompasados por el negro y sus cantos  bailamos y nos divertimos como no hacemos casi nunca. Te bendigo padre por la alegría de  lo natural, de la cercanía y la fraternidad, hecha risa, movimiento, dinamismo, salto, grito…como un sí a la vida que tiene horizonte y sentido, aunque sea a veces lugar de dificultad y dolor. El calor es fuerte, y la vuelta al hogar demanda, recomponerse, acicalarse con la ducha fresca, la ropa limpia, y  de nuevo a la búsqueda de lo propio en el trabajo de la pastoral estudiantil en el acompañamiento de la JEC.

Y otra vez Padre te haces Padre…una llamada de Paco Maya me dice que debe tener oficialidad mi nombramiento como vicario suyo en la parroquia de Guadalupe, pues en pasillo – esta nueva moda-  alguien le ha dado la enhorabuena porque ya tiene vicario en su parroquia, al parecer ya estaba  numerado en la lista que dan para que se haga público en el semanario de la diócesis; a mí me había indicado algo de esto  el Vicario, pero no tenía la seguridad, lo había comentado con Paco pero él no sabía nada, seguro que el Obispo pensaba que ya lo había hablado, y que a nosotros nos iba a alegrar a los dos. La verdad que cuando he llegado, he sentido el abrazo de Paco y los besos de Carolina, claro que para esto no hace falta nombramiento, ellos me quieren y me lo demuestran tantas veces, como toda la gente de la parroquia.  Y  yo me siento libre… lo grito… y todos los que están allí me abrazan y me besan.

Padre tú te haces presente en mi vida de un modo único -no sé cómo decirlo-, esta mañana la gente mostrándome su cercanía y apoyo en la universidad, y en la tarde me abrazan en la parroquia, y tú en todos y en todo. Y para colmo  un grupo de siete universitarios allí plantados, coordinados por ellos mismos, para preparar las jornadas de formación, con unas inquietudes que para mí  quisiera yo: “Decrecer para crecer… hacer de los límites posibilidades, al estilo de Jesús de Nazaret”. De lujo!

Una programación para quitar el hipo:  ver los límites en la economía, política, educación, sociedad, ciudadanía, ideología, religión; adentrarse en la vivencia de los mismos y sus causas y consecuencias; juzgar con las claves de Jesús que se situó ante los límites de su momento y su pueblo, e hizo de ellos lugar de construcción del Reino , de la justicia y de la paz, hasta el límite del fracaso y la muerte a manos de los que se creían que administraban a Dios; la búsqueda del tesoro de la felicidad, que no va por la seguridad, el éxito y la riqueza -obstáculos para que el joven rico pueda encontrar lo mejor de lo mejor- sino por una pobreza que enriquece y libera  al que la encuentra y a todos los que le rodean. Me pregunto cómo se puede dudar de estos procesos y de los que los viven, pero bueno  es importante crecer en la paciencia del Reino, y me acuerdo no sé porqué de Gustavo Gutiérrez.

Y yo te pido, Padre, la gracia de saber pararme para hacer lectura creyente de mi  momento pastoral, diocesano y ministerial, el de este momento vital, personal, comunional, familiar, social…, con estas mismas claves que ellos se proponen como jóvenes, estudiantes y católicos.  Me gustaría soñar y soñarme como ellos, viendo en lo que pueden ser límites,  o decrecimientos externos, la posibilidad de un tesoro único en el cielo donde nada puede corroerlo ni oxidarlo, sabiendo que lo que tú me preparas – y que yo ya estoy gustando- es vida en abundancia.

Llego a mi casa, y allí me encuentro parte de ese tesoro fundamental en esta madre fuerte, firme, serena, pacífica, generosa, optimista, alegre – el mayor regalo de la presencia de Dios-… que al darle de cenar nos reímos juntos, pues le pregunto que qué quiere y me responde como el del chiste: “jamón mismo…” , y recordamos que aquí no se cumple el dicho de que “el pobre cuando come jamón, o está malo el pobre o está malo el jamón”; aquí estamos buenos todos, nosotros y el jamón, aunque los cuerpos y las circunstancias no sean las que más nos gustarían, pero como  dice ella  “el Señor no  nos ha faltado nunca, menos cuando más falta nos hacía”. La llevo a su habitación, casi jugando, en su silla de ruedas, y se ríe cuando  bromeo diciéndole que la marquesa se retira a descansar, y mira de reojo su figura vencida y paralizada en el espejo del fondo, y con serenidad me clava sus ojos fijos en los míos, entregándose y sin decir nada, agradeciendo el juego de hacer de los límites incluso el lugar de la broma y de la risa, porque ella ha entendido como nadie el slogan: “Decrecer para crecer…hacerse pobre y dependiente para enriquecer con  ternura y  gracia…”  Y por todas estas cosas vividas en mi día, me silencio ante Ti,  agradeciendo todo lo que puedo tener de distinto a la hora de ejercer mi ministerio, y que sin embargo no me hace distante, sino hermano, amigo y cercano de tantos lugares, ambientes y personas, que me dan este sentimiento,  en medio  estas circunstancias, para que pueda proclamar que realmente “para ser libre me liberó Cristo”.

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