Ética civil y universidad

¿Ética en la universidad?

graduacion4Desde la universidad pública de Extremadura

La universidad se encuentra en periodo electoral.  Ya están con los motores disparados los  dos candidatos a rector  con sus equipos correspondientes, de facultad en facultad, con sus discursos, programas objetivos  de eficacia y gestión. Seguro que ambos quieren hacer la mejor universidad posible, con la mayor calidad. En la calidad me pregunto cuáles son los elementos fundamentales que consideran propios de una universidad: gestión, docencia, investigación, aplicación. Esto conlleva criterios económicos, sociales, culturales, políticos, etc. Yo llevo veinte años formando parte activa de esta comunidad universitaria en un doble nivel: como profesor colaborador y muchos años he sido parte del servicio religioso de la universidad y responsable de pastoral universitaria. Esto ha hecho que mi conexión con la entidad fuera de orden interno y externo. Desde ahí he caminado con muchos universitarios tanto a nivel de alumnos  como de profesores y de personal de administración y servicios. Uno de los temas que me ha preocupado y en los que he participado constantemente ha sido la reflexión en distintos foros acerca de la universidad que queremos y la finalidad de la misma. Desde ahí he entrado en la preocupación del proceso de Bolonia y el criterio de calidad en la universidad, de la competencia ética y su desarrollo en la investigación y la docencia, y sobre todo acerca de la motivación y el bien interno del estudio y las profesiones en los universitarios extremeños –lo que llamamos tradicionalmente vocación-. Desde ahí me pregunto  cuál es el planteamiento de los candidatos respecto al tema de la ética en la universidad.facultad

Estamos en una situación histórica en España – y afecta globalmente a la humanidad-  que, a decir de González de Cardedal –Teólogo y académico de la Real Academia de Ciencias Morales y políticas-, “nos obliga a preguntarnos por los fundamentos morales de la sociedad, por los cauces existentes para la formación de individuos capaces de ir más allá del poder técnico, a los imperativos de verdad, honradez, dignidad inmanente, respeto y servicio al prójimo para no sucumbir a la pasión de  la codicia, del prestigio y de poder”.  Asevera el teólogo que estamos en una desmoralización colectiva en la que parece que se ha ocultado el horizonte del deber, la conciencia de la culpa y el rechazo del delito en el ámbito diario, y esto es mucho más grave que la inmoralidad aislada. Quizá todo esto nos haya ocurrido por pensar que acabado el franquismo con el pluralismo y la democracia llegaría una ética civil consolidada de libertad, justicia y respeto a los valores y derechos universales. Que llegaría, por sí misma, sin necesidad de preparación y formación para ello, que se iba imponer desde el discurso sin más esfuerzo que el hecho de hablar de la ética. Pero no ha sido así, lo elemental  ha fallado, el hombre dejado a su propia naturaleza funciona desde pasiones e instintos, necesita de la moralidad para entender del deber y, así mismo, de la trascendencia para ir más allá en un horizonte de sentido y de verdad.  La universidad, como institución está reclamada por la situación de desmoralización colectiva,  tiene cometido y la grave responsabilidad de aportar, construir y reforzar una verdadera ética civil que responda a una moral humana auténtica. Para ello tendrá que utilizar todos los materiales posibles,  filosóficos,  políticos, culturales, incluidos los religiosos y teológicos sin sospecha de ideología sobre ellos.

014Son varios los frentes para el desarrollo de lo ético en la universidad de cara a aportar  para nuestra sociedad soluciones ante el grave peligro que estamos padeciendo de corrupción y desmoralización colectiva. El primero es en su propia gestión y organización, nos preguntamos cómo piensan los nuevos proyectos y programas atender a una organización económica, laboral, profesional, política  y órganos de decisión, que estén transversalizados por  una moral y ética social que busque evitar la injusticia y cualquier tipo de corrupción interna a la institución. Sería bueno que supiéramos la lista de peligros y caídas que ellos ven en este sentido y que desean superar. El defensor universitario les podría prestar su ayuda.

Alegría de lo profundoEl segundo es el que se refiere a su quehacer  investigador y creativo. La investigación ha de responder a las necesidades urgentes de la sociedad actual y debe hacerlo desde una priorización de objetivos y de métodos que realmente sean justos y humanizadores. Es más, si la sociedad necesita pensamiento y articulación filosófica sobre la ética y la moral, tenemos que preguntarnos cómo una universidad se hacer cargo de elaborar y producir dicho pensamiento y filosofía. Qué relación tienen nuestros mundos técnicos, económicos, ingenieriles, educativos, sanitarios, legales, filosóficos, de comunicación…con los problemas  sociales de pobreza, cooperación y desarrollo, fracaso escolar, inmigración, paro, crisis. ¿Se puede hacer  una investigación y crear teniendo en cuenta un orden ético y moral excelente para que la excelencia universitaria sea integral?

cartelLa enseñanza, el tercer elemento,  que cuestiona el quehacer ético de una universidad. En ella están los que van a ser los futuros profesionales en todos los ámbitos de la sociedad, los que van a ser sus dirigentes políticos, económicos, educativos, sanitarios, técnicos…, es decir, los que van a organizar y hacerse cargo de la realidad. La universidad tiene aquí el reto de plantearse hacia qué ciudadano   se dirige, qué personas  está formando, qué profesionales van a salir de ella para el mundo.  Aquí, en  el desarrollo de las competencias éticas tanto en el terreno personal como colectivo, profesional como ciudadano, nos jugamos una respuesta a lo que hoy, dada la situación de corrupción y desmoralización que tenemos en  España, se trata de un problema de máxima urgencia.

La sociedad tiene necesidad de una ética civil incrustada y cimentada en su ciudadanía con todos los medios posibles. La Universidad se hace cómplice de la corrupción y del desastre si no toma como tarea propia una respuesta firme, clara, programada y proyectada para esta situación. La pluralidad y la democracia en la que vivimos necesita la construcción de una ética civil  bien elaborada y la universidad ha de tomarse como reto fundamental esta cuestión. Me gustaría saber qué piensan nuestros candidatos sobre este tema.

José Moreno Losada