“Se hace saber …”

DESDE LA CRUZ FLORIDA DE LOS MAYORES

oracion cristo mayoresAyer me invitaron para ser pregonero en LA FIESTA DE PRIMAVERA Y DE CRUZ FLORIDA,  en la residencia de mayores, que siento como propia por el cariño que de todos recibo cada vez que paso por ella. Por eso acepté  con agrado este oficio cuando Marisa y su equipo  me llamaron y me pidieron que viniera a compartir este momento  con esta gran Familia de la Residencia de la Granadilla (Badajoz).  Entendía que se me invitaba a ser pregonero, es decir, a proclamar las verdades de  la vida, a “hacer saber” desde los mayores desde esta residencia pública, y así lo dije:

Se hace saber que la vejez y la ancianidad no es tiempo para morir sino para vivir. Que esta residencia no es una residencia de muerte sino de vida. No es de chatarra sino de forja bien elaborada y cuidada como el Cristo que procesionan.

Se hace saber que lo público es lo común, lo digno y lo justo, que nos pertenece a todos y es una gracia. Que debe ser cuidado como un tesoro magnífico. Aquí está nuestra casa, como le llamáis a vuestras habitaciones, aquí está vuestra familia de vejez y por eso vivís juntos como hermanos.

Se hace saber que la verdadera política es la que fecunda cuidados en la sociedad, protege al ciudadano y se aferra a los más débiles para defenderlos, como orgullo de lo humano y de lo ético, sin entender que son moneda de cambio ni instrumento electoral. Que las personas mayores han de ser el centro y el corazón de esta institución, que todo tiene interés desde ellos. La talla ética y moral de una sociedad la da el cuidado que da a los niños y a los ancianos, a unos porque son el futuro  desde su debilidad, a otros porque son nuestra historia, y su entrega nos ha hecho a nosotros y se merecen el homenaje continuo del agradecimiento y la generosidad total. Que a la ciudadanía no hay que rebajarle los impuestos sino mostrarle que lo que aportan realmente se convierte en justicia y dignidad para todos, sin engaño alguno, y que se prefieren a los débiles y a los dependientes.

Se hace saber: Que si el corazón de este centro han de ser los mayores, la cabeza y las manos son la dirección y el equipo de trabajadores que cada día, con los fondos públicos, hacen posible que funciones este gigante de casi doscientas personas mayores  y con más de un centenar de trabajadores. Trabajadores que lo que les cualifica, además de la técnica y su saber hacer, es su vocación, el cuidado y el cariño que de ningún modo de puede exigir porque no tiene precio, sólo se les puede pedir. Esa es la grandeza de los trabajadores de este ramo, que aportan lo que nadie puede pagar. Pero para hacerlo hay que atender a mejorar las condiciones que facilitan ese cuidado  cercano y familiar, evitando todo lo que  desanima, degenera, y agota a los que quieren hacerlo. Tenemos el orgullo de que la media de edad de esta residencia está más allá de los ochenta y cinco años, hay casi un centenar que está en los noventa.  Esto habla de un cuidado excelente  de la comunidad laboral que aquí trabaja, pero también demanda que se desarrolle el número de trabajadores para una situación que cada vez requiere un trabajo más cuidado  y que exige mucho más tiempo. No se puede seguir con los mismos trabajadores para una población de cuidado que ha aumentado en decenios sus edades.  Se impone la necesidad de cuidar los ámbitos de aquellos que son autónomos y tienen la residencia como hogar, y la de aquellos que necesitan ser asistidos parcial o totalmente  y que requieren cuidados sanitarios y humanos muchos mayores.

Se hace saber  que las familias naturales de los residentes son importántisimos en esta institución. No creemos en ningún momento que la entrada en la residencia pueda ser interpretada como abandono, sino que lo valoramos como búsqueda de cuidados mejores y excelsos para los que lo necesitan. Se trata de una colaboración entre la familia y la administración para hacer la vida mejor de los que queremos.  Por eso hoy homenajeamos a todos los que llenáis de vida con vuestra presencia esta residencia rodeando de cariño insustituible a todos vuestros seres queridos. Tenemos ejemplos que son de antología en  hijos, hermanos, sobrinos, amigos, vecinos…Cada día habremos de luchar por compartir más y mejor esta labor y esta complicidad en la que damos juntos y construimos una ciudad habitable en la que nadie nunca se ha de sentir solo, aparcado o excluido. La residencia quiere ser de la familia y establecer unas relaciones que no sean desde el juicio, la condena o la defensa, sino desde la alianza cumplida de estar todos a todos y para ser todos de todos.

Se hace saber que los ancianos  no sólo reciben, sino que dan. Que la vejez es un lugar de riqueza posible para ellos pero también para todos los que los rodeamos y en especial para los que tratan a diario con ellos. En la ancianidad y en la debilidad del otros podemos enriquecernos en dimensiones personales únicas como son: la ternura, la comunión, la entrega, la alegría, la sabiduría, el discernimiento, la autoestima, la generosidad,  la confianza, la fidelidad, la ilusión, el aguante, la lucha, el despojamiento, la sencillez, el perdón…

Se hace saber  que la cruz, de apariencia dolorosa y triste, puede florecer y llenarse de alegría y de esperanza, que la vejez se puede revestir de ilusión y novedad, de familiaridad y de alegría en complicidad de todos, que el Cristo de la chatarra y roto puede ser de una belleza incalculable  si está lleno de cuidados y de ternura.

José Moreno Losada. Sacerdote.