Presencia real

CORPUS CHRISTI

Realmente presente

calizCelebramos la fiesta del Corpus Christi, de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y de nuestro encuentro sacramental con Él. Ahí está el amén de la fidelidad radical del Padre al Hijo que lo resucita, y del Hijo al Padre que ha arriesgado en su existencia aceptando la cruz a favor de la liberación y salvación de todos los pueblos de la tierra. Celebrar la Eucaristía es manifestar el deseo de entrar en ese amén divino y humano que nos ha sido regalado en Jesucristo.

En él es posible hacer creíble ante el mundo y los desheredados de la humanidad, su presencia real en medio de la historia, ligada a la presencia real en la eucaristía. En el pan glorioso del resucitado está la fuerza que nos ayuda a proclamar que el inocente ajusticiado ha sido liberado para siempre y ya tiene alimento de vida eterna para todos, especialmente los que sufren, que es posible la justicia. Que no se impone la farsa de los mecanismos que desnudan al desnudo y despiden vacíos a los hambrientos, que ya ha hay una palabra definitiva de fraternidad y de pan compartido que es imparable en la historia. Hay destino y sentido, hay un amén de la verdad, la vida y la luz.

No impidamos a Cristo estar realmente presente allí donde El quiere estar para llevar su Evangelio de dignidad, verdad y justicia. La presencia real de Cristo en la Eucaristía nos está pidiendo entrar en el verdadero camino del amén cristiano, aquél que se verifica en la entrega radical a favor de los hermanos con el deseo que tengan vida abundante. Hoy, como nunca, el reto está en que la presencia real de Cristo llegue como sanación, consuelo, dignidad, justicia, verdad, libertad a todos los que sufren en el alma o en el cuerpo.

TEXTOS PARA LA CELEBRACIÓN

Éx. 24, 3-8
Sal. 115
Heb. 9, 11-15
Mc. 14, 12-16. 22-26