Paula, bendición de Dios

“El Señor ha estado grande con nosotros…”

Hoy ha sido un día de espera gozosa. Qué grandioso cuando una vida nueva, en una pequeña criatura, se puede celebrar como el misterio más excelso de lo ordinario. Hemos recibido a Paula, desde bien temprano la mañana venía revestida de luz y alegría con su anuncio de llegada hasta nosotros, queriendo salir del seno de Estela, su mamá, para ocupar su lugar en el mundo exterior, porque en el interior ya lo está ocupando hace meses, y  ha estado desde ahí organizando a todos para hacer posible su venida. Héctor y Estela se casaron hace ocho años con un proyecto de vida por estrenar como pareja en el que estaba la ilusión de ser padres, la paternidad se ha hecho esperar, pero al final se produjo la buena noticia cuando una tarde al tomar un café con tarta –con la excusa de la oposición conseguida como enfermero- se nos descubría ese mensaje alegre y feliz de “vamos a ser papás”. Todos estábamos deseando de escuchar ese mensaje de vida y esperanza, y nos llenamos de alegría y amor. A partir de ese momento no lo han tenido fácil, sobre todo Estela que ha tenido que estar guardando un reposo casi absoluto para que no corriera peligro el proceso de Paula, y los que les han acompañado, especialmente mi hermano Gabriel que ha mostrado –una vez más como con mi madre- su fidelidad en el cariño y en la entrega gratuita y exagerada. Hoy no cabíamos de expectación ante su llegada, cumplía el dos de noviembre y ha sido exacta en su llegada. Ha aguardado que llegara su abuela Pepi de Málaga, para que estuvieran todos los que podían y querían estar en este momento tan singular. Y tras un día de dilataciones y contracciones en el corazón y el cuerpo de Estela, acompañada por Héctor,  la mamá y el papá, a las ocho y veinte de la tarde nos llegaba vía watsap su primera imagen ya en este mundo y esta historia nuestra. Ya está con nosotros. Al abrazarla y besarla ya en la habitación, junto a sus padres, abuelos,   Tía, familiares…mi sobrino me ha pedido que la bendijera y lo he hecho con alma, vida y corazón. Bendecir a Paula, pero sobre todo dejarnos bendecir por ella, ella es hoy la bendición de Dios para nosotros, en ella nos sentimos queridos, elegidos, mimados, favorecidos. En su pequeñez vemos la grandeza de Dios Padre, en su debilidad la fuerza del Espíritu, en su corazón y su llanto el amor interminable y misericordioso del Cristo, por eso me he emocionado según decía   y signaba sobre ella invocando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Hoy lo hemos sentido durante toda la jornada, hemos tenido mucha paz, gozo, silencio, contemplación, reflexión interior, recuerdos, alabanzas… el tono vital ha sido el del salmo, que ha explotado en la tarde cuando el sol se ponía y nos hablaba de otras orillas, al  pasar ella su primera orilla para la vida y el mundo: “El  Señor ha estado grande con nosotros  y estamos alegres, porque Paula ya está aquí para bendecirnos y alegrarnos en su nombre”. Y yo sé que hasta en el cielo ha hecho fiesta con este nacimiento de Paula, mostrándonos, una vez más, que el amor es más fuerte que la muerte,  y que desde allí van a seguir queriéndonos y ayudándonos.

One Response to “Paula, bendición de Dios”

  1. Corrector, corrector, correctorrrrrr, te quieeeeroooo… lalala lalalala , lalala lalalala… en el muuundo enterooo… ¿y dónde está aquí el susodicho? ¿ya no pasamos filtros? ¡cómo se te nota!
    Don José, que se te va la mano… en la escritura…
    ¡Viva la Virgen de Guadalupe!